CARTA DE UN SOCIALISTA AL PSOE

Compañeros:

No podemos estar permanentemente adaptando nuestra política al momento, ya hay multitud de siglas que lo hacen.

Por aquello tan recurrido de electorado centrista, cada vez nos parecemos mas a lo que siempre hemos combatido y terminamos haciendo políticas de derechas. y claro está, nunca mejor dicho aquello de, para hacer política de derechas, nadie mejor que la derecha.

No podemos perder nuestra identidad, ya que terminaremos confundiéndonos nosotros mismos.

No hay cosa peor que querer quedar bien dentro de un club que no es el tuyo? Siempre te miraran de soslayo, y, cuando caes se ríen de ti, pues nunca te consideraran uno de ellos.

Mientras no tengamos claro que hoy, mas que nunca, es de rabiosa actualidad y necesario, realizar políticas socialdemócratas, seguiremos a la deriva, sin rumbo.

¿De verdad creemos en ese discurso de clase media?; me afilie a este partido, hace 37 años. Con cierto discurso podría encajar, perfectamente, en lo que se llama clase media, yo mas bien añadiría, media alta, ¡ y qué!

Tengo claro, siempre lo tuve, que el problema es seguir el juego al marketing del poder, y cuando hablo de poder no me refiero, claro está, al poder de las urnas, si no al otro, a ese que generación en generación, sigue dirigiendo desde la sombra, a ese que se inventa la clase media y zarandajas para ilusos que lo creen, a ese que, unas veces llaman mercados, otras veces poderes facticos, y las menos lobbys financieros.

Expliquemos a la gente, por que, gobernando, repetimos errores económicos, al no entrar en el fondo de ellos, expliquemos a la gente, por que cuando se habla de reducir gastos, se habla, en primer lugar, de educación, de pensiones, de sanidad, y no, por ejemplo, de defensa, expliquemos a la gente la diferencia entre servicio público y negocio, en fin, hay tanto que explicar, que sería prolijo hacerlo aquí.

Cuando entendamos que el sistema, nos guste o no, está concebido para crecer, que está basado en el consumo permanente, que si no consumimos el paro surge, y que con medidas solo de recorte, lo hacemos funcionar mal, porque no está diseñado para ello.

Cuando expliquemos algo tan sencillo como que, claro que hay que recortar gastos, claro que hay que gestionar mas eficientemente, pero todo eso no significa que haya que recortar el futuro, porque es contra natura. Lo que hay que hacer es recaudar mas para cubrir en sanidad, en pensiones, en educación. ¿De donde?, del capital fuera de la circulación, del fraude fiscal, de las grandes fortunas, de la desaparición de paraísos fiscales, de la supresión de la ingeniería financiera bancaria.

El sistema tiene, como parte imprescindible del mismo, el circulante; el dinero o circula o se colapsa el conjunto. Son los Estados, quienes tienen que hacer eso así, y para ello exigir, a quien lo retiene, que, o lo pone a circular, detentándolo, claro está, o se le requisa, así, como suena. El uno por ciento de la población del planeta, no puede tener en jaque al resto, a la inmensa mayoría.

Por cierto, cuando hablo de requisar, hablo de dejar dispararse la inflación, de emisión de moneda, con intervención, paralela y coordinada, en los mercados de precios en productos básicos y estratégicos, para que no paguen las clases mas débiles, los nuestros, esa inmensa mayoria denominada clase media, esa enorme masa de ciudadanos pobres, sin recursos, por todos olvidados, esos proletarios a los que cantabamos, puño en alto, cuando la rabia enaltecia nuestros corazones ante tanta injusticia, y que hoy parecemos creer que no existen.

Hablo de monetarismo,  de darle a la máquina, hasta que quien lo tiene diga basta, y así podríamos seguir hablando hasta el infinito.

Lo que tenemos que dejar al descubierto, es la manipulación a que se somete a la población, metiéndoles miedo, haciéndoles ver que no hay salida, para, una vez atemorizada, poder ser manejada.

Si esto lo hacemos, volveremos a gozar del respeto y apoyo de una mayoría inmensa, el resto, hagamos lo que hagamos, nunca nos apoyaran ni respetaran, mas allá de su propia conveniencia coyuntural. 

No podemos continuar, ni un minuto mas, haciéndoles el juego, a esos que, generación tras generación, quieren convencernos de clases medias y zarandajas, esos que necesitan que nos lo creamos, porque sin nosotros, no son nada, solo el uno por ciento.

 

El autor, prefiere mantener su anonimato.