Artículo de Juan Carlos Monedero de fecha 29/10/2017 en Público.
Los enemigos nuestros de cada
día
El Neoliberalismo es un
sentido común. La vida se ha convertido en un enorme supermercado donde todos
compiten contra todos. Quien no sea rentable queda fuera: la información, el
deporte, la política, estudiar, comer, habitar es una lucha a muerte. Esto le
ha tocado siempre a los sectores populares, quienes siempre han tenido la
intuición de la rabia contra el poder. Las clases medias, por el contrario,
siempre han tenido algo más que perder y por lo general son más miedosas y
necesitan creer más a los gobernantes. Cuando la crisis afecta también a las
clases medias sumamos fuerzas y entonces el cambio es posible (pasó en 1931, en
1975, en 2011). Así nació el 15-M. Así nació Podemos: cuando fue posible
organizar el descontento. Cuando
suma muchas voluntades, una organización puede ser factor de cambio en un país.
Esa es la magia de Podemos. Eso no quita que la formación
morada no tenga imperfecciones. Está compuesta por seres humanos. Los problemas
en Podemos siempre se magnifican y las mentiras no se acaban (hay mercenarios
que hacen como que no hubiera ganado Podemos el 100% de los juicios que ha
tenido. Pero seguirán que si Venezuela, que si hacienda, que si la beca… El falangista Pablo Casado se
pasea por los platós con una fotocopia de una factura falsa que enseña entre
amenaza y amenaza con aplicar el 155 a los Boy Scouts. Le
gustaría ser Margaret Thatcher y viajar al Ulster o a Barcelona en tanque o
helicóptero.
A veces los problemas los creamos nosotros mismos. Hay gente
siempre que ve la política como un mercado y busca posicionarse personalmente.
Aunque le haga daño al colectivo. Por lo general, son gente que cuando tienen
posiciones de poder son implacables con la disidencia. Cada vez que alguien
quiere buscar una posición personalista -es evidente en Podemos- suele contar
con los medios que trabajan para acabar con Podemos. Frente a todo eso -por
otro lado, tan humano- Podemos tiene que ser capaz de organizar el descontento
prefigurando la España que quiere construir, navegando las aguas siempre
contradictorias de la política donde se junta lo mejor y también lo peor.
¿Quién dijo que la democracia fuera fácil? Fácil es el ordena y mando del PP,
de Ciudadanos y, desgraciadamente, también del PSOE.
Para pensar en Catalunya, una
pregunta da más luz que mil respuestas: ¿cuál sería la mejor solución para lo
que está pasando, es decir, la reclamación de varios millones de catalanes de
ver reconocidos sus deseos de sentirse nación? Yo lo tengo muy claro: que
puedan sentirse nación dentro de España, que se sientan sin contradicción
catalanes y españoles, que les resulte un orgullo defender a Catalunya y
defender a España. Si alguien tiene alguna solución mejor y factible debiera
contárnosla. Porque lo que estamos escuchando a la coalición de la porra, con
el PSOE incorporado, es que, como dijimos en su día, España se
limita a su alicorta idea de España y se hace a hostias.
Cuatro lugares en Podemos para
reinventar la política
El sentido común
neoliberal se organiza sobre cuatro pilares políticos: el miedo ante la incertidumbre, la delegación de la política en
los representantes (¡vota y no te metas en
política!), la
indiferencia -y el desprecio- hacia la política, y una identidad nacional
excluyente (aunque la vida te vaya muy mal, tranquilo que
“tú eres de aquí”. Aunque tu país te esté dando de comer limosna. La
posibilidad de que Podemos gobierne España pasa por revertir esas cuatro raíces
que nutren el sentido común actual. No se trata de arrancar las raíces de lo
que existe. Se trata de sembrar raíces nuevas y abonarlas para que sean más
fuertes que las viejas y quiera el árbol nutrirse de ellas.
(1) A la identidad excluyente
se la combate construyendo identidades incluyentes: sentirte catalán y
español, andaluza, gallega, vallecana y española, española y musulmana,
católico y catalán, negra y vasca. Y que esas identidades te permitan
materialmente vivir (que la gente no come identidades). Eso se logra menos con
el discurso y más con la convivencia. Se trata de articular espacios de
encuentro que no sean de confrontación (como el fútbol, levantado sobre la
guerra). Lo sabían en la Edad Media, casando los reyes a sus hijos con los de
otros reyes. Tienen que ir más andaluces a la Diada y bajar más catalanes a la
Feria de Abril. De camino, que paren en San Isidro, que les invitamos a un
vermút. Pero ahí no acaban las dificultades. No debemos perder de vista un
problema para la democracia: el
neoliberalismo no es incompatible con el autoritarismo ni con la deriva
nacionalista excluyente. Erdogan, como buen neoliberal, dice que quiere
gobernar Turquía como una empresa. Como Rajoy, como Puigdemont, como Rivera. El
problema es que los que queremos una democracia con ciudadanía, no con
clientes, estamos en el polo opuesto de esas concepciones.
(2) La
indiferencia se solventa con compromiso. Esta semana, las
calles de Madrid se llenaron de murcianas y murcianos peleando para que el AVE
no separe a la ciudad. Esa movilización, como ocurrió con Gamonal, no deja
indiferente a la ciudadanía. La indiferencia se solventa con compromiso. Lo ha
hecho también el independentismo que viene del 15-M. Ese compromiso que nace de
abajo va a ser esencial para profundizar en la democracia en el conjunto de
España (no así la dirección política del independentismo, que ha pensado en
términos de partido desde el primer momento). Lo ha hecho también, aunque de
manera reactiva y despertando a la bestia fascista, el españolismo del PP y el neo
falangismo de Ciudadanos -contando además con el aparato de represión del
Estado-. No es que toda la gente que fue a esas manifestaciones comulgara ni
mucho menos con esos partidos, pero quien se apuntó el tanto fue esa derecha
canovista, de la misma manera que los tantos independentistas se los apunta ERC
y el PdeCat. En
España, durante la I República, durante la II República, durante la Transición,
luchar contra la indiferencia era gritar: “Llibertat, amnistia, Estatut
d’Autonomía”. Hay capacidad para instalar un relato pero no para mantenerlo.
Borrell e Iceta terminan haciéndose un selfie en una pancarta con Rivera y
Albiol.
En España, para salir de
la indiferencia necesitamos un relato diferente de España. La tarea de Podemos de
construir el imaginario de una patria diferente a la del PP y Ciudadanos está
detenida. Pedro Sánchez se fotografió con una bandera española
gigante, en un gesto meramente electoral. Le cortarían igual la cabeza. Luego
ganaría las primarias hablando de plurinacionalidad. Pronto se ha desdicho. Lo
que era de verdad en su gesto es ese apego a la bandera como forma de encubrir
cualquier idea alternativa. La energía intelectual del PSOE anda bien
debilitada. También la de Podemos. ¿Dónde está la intelectualidad española? Es
verdad que ahora los profesores universitarios forman parte de esa
intelectualidad. Pero es bastante probable que la mediocridad que hace que no
existan universidades españolas entre las más punteras del mundo es lo que hay
detrás de los manifiestos llorones y tardíos de profesores, por lo general de
derecho, a rebufo del gobierno del PP, el partido más corrupto de Europa.
Cuando los socialistas catalanes tienen que ponerse al lado de Albiol, mal
vamos. Podemos empezó a hablar de una
España alternativa, hizo un hueco privilegiado a la memoria histórica, se
propuso recuperar a Lorca y a Machado, a Negrín y a Cernuda, a María Zambrano y
Cenobia Camprubí, a las 13 rosas y a Clara Campoamor, a Américo Castro, a
Miguel Hernández, a Nogales a Victoria Kent a Margarita Nelken. Tiene que
seguir por ahí. Podemos va a gobernar cuando tenga un relato de España claro.
En un país con un himno sin letra y con una música que sonaba cuando fusilaban
a republicanos.
(3) La delegación de la
política se solventa con participación. Eso fue el 15-M: la repolitización de la
gente que construyó un relato alternativo. Hoy Podemos debiera ser capaz de ir casa por casa a explicar su
proyecto de España, a contar cómo el Partido Popular está rompiendo nuestro
país, a explicar cómo las catalanas y los catalanes tienen que votar
precisamente para lograr que no se marchen. No hay ningún partido que pueda
hacer ahora mismo eso. No es extraño el odio de los
partidos del 78 hacia Podemos. La ira desatada dificulta esta explicación. Pero
hay que intentarlo. Nos jugamos un país. Por eso Podemos necesita activar a sus
jóvenes -son quienes más energía portan y una idea más limpia de la España
futura tienen-.
(4) Por último, y quizá lo más importante en este momento: ¿como se vence al
miedo? Regresando a la indignación que hizo nacer a Podemos.
Convertir la ira estéril en
digna rabia
Lo único que vence al
miedo que se está generando en nuestras sociedades, tanto en España como en el
resto de Europa, es convertir la angustia en digna rabia. El miedo reclama al
padre castrador que nos proteja. Y cuanto más nos protege, más indefensos
estamos, más a su merced. La
dignidad, como recuerda María Moliner, es la condición de quien no humilla y no
se deja humillar. Hay muchos poderosos que no se dejan
humillar. De hecho, son los que votan todos los días gracias a su poder. Pero
humillan a los demás. Constantemente. La tarea del 15-M, y es la tarea de
Podemos, consiste en convertir la ira que produce la corrupción, la ira que produce el que unos
aventureros junto a unos ladrones nos hayan llevado a este callejón sin salida
en Catalunya, la ira ante el vaciamiento de la hucha de las
pensiones, la ira ante unos empleos cada vez más precarios, la ira ante el crecimiento de
las desigualdades, la ira ante la subida especulativa -¡Otra vez!- de viviendas
y alquileres, la ira ante la precarización de la Universidad pública y el
abandono de la educación, la ira ante la privatización de la sanidad, del
alargamiento de las listas de espera, del encarecimiento de las medicinas, de
la salud, del ocio. Después de un año de incertidumbre,
todos han movido ficha: el PP y Ciudadanos hacia la reacción falangista, el
PSOE, de nuevo, hacia el susanismo y el felipismo, el Rey hacia el pasado
Borbón, el independentismo hacia el abismo (con la ambigüedad democristiana de
ERC que no dudará en decir cuando convenga lo contrario de lo que está
diciendo), el PNV a la condición de bisagra única de Madrid, Bildu al orgasmo
vicario por la situación catalana que le hace de nuevo reforzar su reclamo
identitario y “despodemizarse”. Queda
por saber qué tiene que hacer Podemos después de haber mantenido la
postura más honesta: diálogo dentro de la Constitución para ir más allá de la
Constitución, referéndum pactado con el Estado, proyecto constituyente que
garantice los derechos sociales, justamente cuando ya es evidente que a sus
cuarenta años la Constitución de 1978 está exhausta.
Podemos tiene que volver a
hablar desde la digna rabia, con la contundencia que poseen quienes transforman
la ira en digna rabia. Podemos tiene que mandar al basurero de la historia a la
dirigencia independentista a la que se les ha perdonado demasiadas mentiras ¿No
dijeron que las anteriores elecciones fueron un plebiscito? Cuando se pierde un
plebiscito no se queman las naves ni se dinamitan los puertos, sino que intenta
ganar fuerzas, no abrir una guerra que golpea a tu propio pueblo y que necesita
mentir presentando una España que es mucho más rica de lo que dicen solo para
justificar su fracaso y su cobardía. Podemos tiene que mandar al basurero de la historia al PP de
Mariano Rajoy. Si se aplicase la ley de partidos al PP es bastante probable que
hubiera que ilegalizar ese partido. Casi mil cargos imputados por robarle
dinero a España. ¿Y se envuelven con la bandera española? Cada vez que un cargo imputado
del PP se envuelve con la bandera española la llena de mierda.
¿Por qué se lo permitimos los españoles honrados? ¿Sólo porque tienen mil
altavoces para gritar que tenemos que resignarnos porque todos somos iguales?
(Insisto: no han sido capaces de demostrar en ningún tribunal sus mentiras
contra Podemos).
No es verdad que todos
seamos iguales: los condenados por los jueces son ellos. Y son ellos los que
llenan la bandera de estiércol. Y la han colgado de la fachada de la sede de
Génova, pagada con dinero negro. Podemos tiene que convertir en digna rabia esa
ira ante tanto sinvergüenza. En esa batalla sabemos que en ayuda al PP están
muchos mercenarios de los medios que por dinero piensan con faltas de
ortografía y mala sintaxis democrática-
Podemos convirtió la
indignación en digna rabia en la moción de censura. Pero se está dejando robar
el relato, que aprovechan los oportunistas. No es fácil el momento. El grito de
¡Rompen España! convoca más que la evidencia de ¡Se roban España! Por eso hay
que explicarlo tanto como haga falta. Bajará el polvo y se verá qué queda en
pie. Mientras tanto toca convocar de nuevo a la organización.
Todos han movido ficha pero el
tablero del 78 se ha desdibujado
Todo el régimen del 78
ha salido en tromba a apoyar al PP. Tanto que el PSOE ha tenido que volver al
redil. Hay una involución en el Gobierno de Rajoy que aplica
inconstitucionalmente el 155, en el Tribunal Constitucional que se pliega a las
presiones del gobierno, en los medios, en la fiscalía, en las fuerzas y cuerpos
de seguridad, en el Parlamento que aprueba el CETA aprovechando la confusión y
regala la soberanía española.
El riesgo de una segunda transición que devuelva al franquismo ámbitos ganados
en la primera transición está ahí. Podemos es la única garantía de que esto no
pase. Para ello, tiene que armarse de razones para hacer oír su digna rabia.
Pasa, en primer lugar,
por colocar fuera de la
organización a los que han roto todos los principios éticos de Podemos. La
dirección de Podem se ha situado hace mucho tiempo fuera de Podemos. Tienen
otros partidos -con los que llevan meses haciendo política- que les recibirán
con gusto. Es muy deshonesto por parte de la actual dirección de Podem, encabezada
por Albano Dante, sostener unas ideas políticas ajenas a Podemos desde una
organización con la que comparte un código ético y político. Ideas que, además,
no estaban en el programa electoral con el que se presentó a las elecciones.
Esa deshonestidad no debe caber en Podemos. Podemos tiene que reconstruir
su espacio político en Catalunya. Eso pasa por reinventar Podem y por reinventar En comú Podem, construyendo una nueva fuerza
política comprometida con Catalunya y con España y que defienda, con la misma
fuerza, los derechos sociales en el conjunto del Estado de la misma manera que
el derecho a decidir como la forma legal y legítima de solventar el encaje de
Catalunya en España. Podemos no necesita en Catalunya una
fuerza política pensada solo para discutir con Madrid, de la misma manera que
la nueva fuerza política en Catalunya no necesita en España una fuerza política
que no entienda la condición plurinacional de España ni que Catalunya es una
nación. España necesita el ímpetu de la Catalunya rebelde, fuerte, trabajadora,
exigente, de la misma manera que Catalunya necesita la savia compartida con una
España que le paró los pies al fascismo, que se la jugó cuando murió el
dictador, que coge un autobús para ayudar en el Prestige, en los incendios, en
una catástrofe y que vibra de la misma manera ante cualquier injusticia.
Fragmentados no solamente vamos a sentirnos rotos, sino que por puro egoísmo
vamos a tener muchas menos oportunidades para pelear en la guerra sin cuartel
de la globalización neoliberal.
Está en manos de Podemos pelear
contra el miedo con la digna rabia, esa que construye esperanza, pelear contra
la delegación de la política apostando por la participación que le permita al
partido volar, luchar contra la indiferencia creando compromiso, enfrentarse a
las identidades excluyentes recuperando esa patria de patrias donde no
solamente cabemos todas y todos sino que es donde está lo más hermoso de
nuestra historia compartida. Los reyes y los príncipes, a los cuentos. Por eso le tienen
tanto miedo a un proceso constituyente. Dejar de ser súbditos. Volver a ser
sujetos de ciudadanía.
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