Bajo cifras promedio ocultan una realidad.
El paro en algunos países del sur de Europa, España y Grecia, es el doble del
que había antes de la crisis, y con una situación mucho más deplorable.
Artículo de Juan Laborda, publicado el 13/8/2017 en su blog en Vozpopuli.
De hilarante y puro cachondeo se puede calificar el panfleto de la Comisión
Europea sobre la Gran Recesión y su impacto en Europa. Su diagnóstico y
análisis de la situación refleja una caradura que haría sonrojar a los bufones
y pícaros del Barroco español. Producirían risa si no fuera por el enorme daño
que han ocasionado, sobretodo, a la ciudadanía del sur de Europa, con el apoyo
inestimable de las élites autóctonas –políticas, económicas y mediáticas-,
nuestros “patriotas de hojalata”. La crisis fue aprovechada para practicar un
expolio a favor de las élites rentistas y en contra de los más débiles,
especialmente los más jóvenes -indefensos, sin futuro-. Para ello han contado
con el apoyo inestimable de ese 20%-25% de la población cuya percepción de
rentas se está financiando con la emisión masiva de deuda pública.
Estos pícaros y bufones postmodernos dan por terminada, tras 10 años de
dura crisis, la Gran Recesión en Europa
Estos pícaros y bufones postmodernos dan por terminada, tras 10 años de
dura crisis, la Gran Recesión en Europa. Dicen que “tomaron importantes
decisiones para contener la crisis, preservar la integridad del euro y evitar
peores posibles resultados” y que después de 10 años han logrado sus objetivos:
“los bancos son más fuertes, la inversión está aumentando y las finanzas
públicas están en mejor forma”. Una de dos, o mienten, o son unos ineptos.
Es mentira que los bancos estén en mejor forma. ¿Se acuerdan de lo que nos
decían antes de la caída de bancos como Dexia o Popular? El sistema bancario
europeo, especialmente la banca sistémica, sigue siendo frágil e ineficiente.
Las razones son varias. Por un lado, su opacidad, complejidad e
interconectividad. Por otro, su excesiva dependencia de la deuda. Unamos a ello
graves problemas de gobernabilidad y distorsiones que no se resuelven en los
mercados; leyes y reglamentos defectuosos; y una absoluta falta de rendición de
cuentas por parte de las gerencias bancarias. Los bancos sistémicos europeos
son cada día más sistémicos, y el total de activos medio y el apalancamiento
promedio es mayor que en 2007. El déficit de capital, ante un escenario
adverso, preocupante.
Les importa un bledo el bienestar de la ciudadanía
Pero además carecen de empatía. No comentan nada del empobrecimiento
generalizado que han tenido que soportar, como un sacrificio ante no sé qué
deidad, los ciudadanos de países como Grecia, España, Portugal o Irlanda. Bajo
cifras promedio ocultan una realidad. El paro en algunos países del sur de
Europa, España y Grecia, es el doble del que había antes de la crisis, y con
una situación mucho más deplorable. El empleo que se crea es temporal y
precario, inestable y de bajos salarios. Todo es humo, no hay nada, ningún
cambio de modelo productivo basado en la industria, en la innovación, en el
conocimiento, en las nuevas tecnologías y en otras milongas que nos vendieron.
Pretenden, además, reactivar otra burbuja inmobiliaria. Las tasas de paro
corregidas por precariedad, temporalidad, parcialidad no deseada y falta de
expectativas se sitúan en España y Grecia alrededor del 30% (medidas de
desempleo equivalentes a las U6 y U7 estadounidenses). Me produce sonrojo
cuando Bañez y/o Rajoy hablan de empleo. Con estos mimbres, una de las razones
detrás del proyecto de Unión Europea, la convergencia de rentas entre el Sur y
el Norte de Europa, hecha añicos.
El diagnóstico de la crisis fue erróneo, y las recetas completamente
tóxicas
Detrás de todo, como responsables últimos de esta situación, las políticas
económicas y un diseño del euro totalmente inadecuado. El diagnóstico de la
crisis fue erróneo, y las recetas completamente tóxicas. Solo cuando vieron las
orejas al lobo –la posibilidad de perder el control político- empezaron a
cambiar tímidamente de rumbo ciertas políticas. Pero el daño ya estaba hecho. Y
miren que no he hablado de algo tangencial pero inherente a la crisis, la
sobrevaloración del PIB patrio, al menos en un 17%. Porque nuestro nivel de
deuda pública sobre PIB es mayor de lo que nos dicen; nuestra presión fiscal,
de las más altas de Europa pero con unas prestaciones sociales deficientes –ya
saben a dónde van a parar parte de las cuantiosas cantidades de euros de deuda
pública soberana emitida, a financiar a lobbies y grupos de electores influyentes-.
La Comisión Europea como problema
Cuando se inicia la Gran Recesión, allá por 2008, las autoridades
políticas, económicas y monetarias del momento achacaron los males de la
economía española a la ineficiencia del sector público y a una baja productividad
del factor trabajo, que debería, según ellos, compensarse vía salarios más
bajos. En base a este diagnóstico aplicaron el recetario de la Teoría
Neoclásica dominante, bajo el cual se educaron. Consistía en un cóctel
peligroso para la salud de los españoles: política fiscal restrictiva, política
monetaria expansiva (papel del BCE), y deflación de salarios. Como consecuencia
la economía española se vio abocada a una brutal contracción económica, que en
términos técnicos se conoce como Recesión de Balances. Algunos aprendieron más
tarde qué es una crisis “a la Minsky”, creada por una brutal expansión de la
deuda privada alrededor de un colateral-burbuja inmobiliaria y/o financiera.
Detrás de esa burbuja los principales responsables, más allá incluso de las
autoridades políticas y económicas patrias, fueron las autoridades económicas y
monetarias europeas
Pero lo peor es que detrás de esa burbuja los principales responsables, más
allá incluso de las autoridades políticas y económicas patrias y de nuestro
sistema bancario, fueron las autoridades económicas y monetarias europeas
(Banco Central Europeo y Comisión Europea). El economista jefe de Nomura,
Richard Koo lo explicó en una excelente nota bajo el sugerente título “The
entire crisis in Europe started with a big ECB bailout of Germany”. Según
Koo el denominado “problema de competitividad” de los países del sur de Europa
fue consecuencia de una política monetaria excesivamente expansiva del BCE.
Ésta tenía como objetivo último estimular la economía con el fin de que
Alemania no tuviera que expandir su crecimiento vía política fiscal. Sin
embargo, el impacto sobre la demanda interna de Alemania fue nulo, al
encontrarse en recesión de balances. Por el contrario aceleró e infló hasta
límites insospechados las burbujas en la periferia, especialmente la
inmobiliaria, lo que impulsó las importaciones alemanas, rescatando al país
teutón de los miedos provocados por el estallido de la burbuja tecnológica, de
la que apenas se beneficiaron los países europeos del sur. Lo que subyace en el
fondo es algo que dejamos para el siguiente blog, el diseño del Euro como
problema.
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