Artículo
de Juan Laborda en Vozpopuli de fecha 26/6/2018.
Salvo
un tejido espectacular de mediana y pequeña empresa exportadora, nuestro modelo
productivo sigue siendo el mismo: camareros, crupieres, meros ensambladores de
mano de obra barata.
Los datos son cada día más evidentes. La Gran Recesión fue aprovechada por
las élites patrias hispanas, básicamente rentistas, para llevar a cabo su
particular ajuste de cuentas contra la inmensa mayoría de los ciudadanos
españoles. La estafa de las propuestas de quienes nos han desgobernado desde
la Gran Recesión, 2008, requiere de un debate público, sosegado,
abierto y, sobre todo, crítico, con un doble objetivo. Primero, poner de
manifiesto el fraude al que se han visto sometidos la mayoría de los ciudadanos
españoles, muy especialmente nuestros jóvenes, sin futuro alguno. Hay que
analizar las consecuencias finales de las decisiones de política
económica tomadas, mediante un estudio econométrico riguroso. Segundo,
la situación de fondo, de la que nadie habla, es grave, se está deteriorando a
tal velocidad, que ya no valen paños calientes, ni fuegos de artificio. Es
necesario un cambio de rumbo radical.
Empecemos hablando de lo más relevante, nuestros salarios, que
por obra y gracias de las reformas laborales emprendidas por los gobiernos de
turno, PP y PSOE, se han hundido, sin que se registre mejora alguna
de nuestra competitividad. La razón es obvia, solo ha supuesto una medida
económica de redistribución neo-feudal en favor de los beneficios
empresariales, de una remuneración desproporcionada de ciertos consejos de
administración, y contra las rentas de los trabajadores españoles.
Es curioso observar como ciertas multinacionales incrementan los salarios de los
trabajadores de su país, a costa del nivel de vida de los trabajadores de
países considerados como meros ensambladores, entre ellos el nuestro. ¡Y los
políticos siguen sin entender la importancia de la propiedad del capital!
Es curioso cómo ciertas multinacionales incrementan los salarios de los
trabajadores de su país a costa del nivel de vida de los trabajadores de países
como el nuestro
Permítanme una pequeña confidencia. Estoy harto de los análisis económicos
que hablan de los factores de oferta y de la necesidad de reformas
estructurales. Recuerden las conclusiones de un reciente documento de trabajo
del Banco Central Europeo, “On the sources of business cycles:
implications for DSGE models”, que ya analizamos en un blog previo. Los
autores demuestran la existencia de grandes regularidades en los co-movimientos
de variables macroeconómicas clave, en múltiples economías, en el análisis de
los ciclos económicos. Y encuentran que solo hay una fuente dominante de dichos
co-movimientos en términos reales: la demanda agregada, es decir, el gasto.
Ello invalida los modelos convencionales -neoclásicos, neokeynesianos o
monetaristas- que estudian los ciclos económicos, y que enfatizan las
motivaciones del lado de la oferta afirmando que los shocks de demanda son
temporales en el mejor de los casos. En definitiva las reformas propuestas
desde el lado de la oferta, tan cacareadas a bombo y platillo, no tienen
fundamento empírico alguno, obedecen a chascarrillos.
Nuevos datos sobre el nivel de vida de
los españoles
Para cuantificar como está España, permítanme compartir con ustedes ciertos
datos objetivos. Primero, en un breve y reciente estudio, “Realidades
sobre el nivel de vida en España”, mi buen amigo Juan Carlos Barba,
nos muestra cómo nuestro nivel de vida real es apenas la mitad de un ciudadano
alemán. Y los más sorprendente, China, que tendría unos niveles de desarrollo
superiores a lo estimado, se encontraría ya muy cerca de España.
Segundo, tanto la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada
por el INE como los análisis del regulador confirman algo que
es vox populi. Las condiciones laborales y salariales de los más
jóvenes están provocando un auténtico desplome en la adquisición de
vivienda por parte de este grupo. Los datos del Banco de
España, muestran que la accesibilidad a la compra de viviendas se ha
endurecido en los últimos años. En concreto, la medida de esfuerzo, equivalente
al precio medio de la vivienda en relación a la renta bruta disponible de los
hogares, ha pasado de 6,5 años en 2015 a 7,2 años en el primer trimestre de
2018, lo que explicaría que se esté produciendo un desvío hacia el alquiler. La
única razón es laboral, como consecuencia de unos salarios muy bajos. Desde
estas líneas venimos advirtiendo como todas las medidas que se toman se hacen
contra las generaciones futuras. Por un lado, no son relevantes electoralmente
hablando. Por otro, los problemas van aumentando como una bola de nieve hasta
que a uno de los gobiernos de turno le acaba estallando, como ocurrió con la
burbuja inmobiliaria.
Se están acabando los vientos favorables
¿Y cuáles son estos problemas? Los de siempre, una economía dirigida por
rentistas que se forran en la cresta de la ola, pero que no asumen coste alguno
cuando vienen mal dadas. Y esto, que ya pasó en 2008, volverá a pasar de nuevo
en la Segunda Fase de la Gran Recesión. Los vientos de cola favorables están
cambiando y se aproximan turbulencias. El Banco de España, en el Informe Anual
de 2016, detalló las razones que había detrás de las sorpresas positivas en nuestra
economía. Por un lado, la relajación del ajuste presupuestario. Por otro, la
política monetaria de expansión cuantitativa del BCE. Pero además, Banco de
España añadía otra relevante, la bajada no prevista del precio del
petróleo y otras materias primas.
Un reciente estudio muestra cómo nuestro nivel de vida real es apenas la
mitad que el de un ciudadano alemán. Y lo más sorprendente: China se
encontraría ya muy cerca de España
Todos y cada uno de estos motivos no es que se estén diluyendo, se están evaporando,
y no hemos aprovechado el tiempo extra que hemos tenido, en el período
2014-2018, para poner las bases de un nuevo modelo productivo. Porque nuestro
modelo productivo, salvo un tejido espectacular de mediana y pequeña
empresa exportadora, surgido allá por los 90, y que ha sido asaltado por
capital especulativo foráneo, sigue siendo el mismo: burbujas, camareros y
crupieres, y meros ensambladores de mano de obra barata. De ahí nuestros
salarios. Nuestro país ha estado experimentando una expansión económica cuyas
raíces no se encuentran en procesos de inversión en capital y en el desarrollo
de la actividad industrial, sino básicamente en el crecimiento del sector
servicios y el incremento de la deuda para ciertos fines espurios. España, con
pies de barro.
Permítanme terminar con algo que hemos denunciado desde estas líneas. La
cifra de deuda soberana supera ya el 130% del PIB, según el criterio del Flujo
de Fondos de las Cuentas Financieras y/o Balanza de Pagos, recogido
por Banco de España en el capítulo 2 de Cuentas Financieras. Esta cifra estaba
en 2007 en el 40,2%. Además de una recesión de balances, intensificada por no
hacer lo correcto, y que ha destrozado a miles familias españolas, a algunos
irresponsables les salió muy barato la brutal generación de deuda privada
alrededor de humo. Al final se acabó transformando en deuda soberana en un
truco de magia que ni el gran Houdini. La política monetaria del
BCE ha permitido que el Banco de España sea el principal acreedor del Tesoro
español y se pueda financiar la deuda soberana sin problemas. Pero
debemos ser conscientes que un cambio de rumbo en la política monetaria haría
inviable la refinanciación de nuestro stock de deuda soberana. ¿Qué harían
entonces nuestros políticos? Nada, no esperen nada, simplemente un acatamiento
de ciertas políticas absurdas dictadas por burócratas. Y para ver las posibles
consecuencias, ¡echen una ojeada a Grecia!
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