El
aumento de los desequilibrios de Target2 refleja simplemente los problemas en
los sistemas financieros de los Países del Sur para financiarse, nada que ver
con la situación de los Estados, familias o empresas de economía real.
Artículo de
juan laborda en blog vozpopuli de fecha 5/5/2017
España, nuestra economía, presenta a fecha de hoy dos problemas de fondo
graves, que en ausencia de soberanía monetaria nos podrían estallar en
cualquier momento. Sí, esa misma ausencia de soberanía monetaria que nos
impidió, allá por 2008, haber hecho lo correcto con nuestro sistema bancario.
De aquellos barros estos lodos. En primer lugar, una gran parte de nuestro
volumen de deuda pública está siendo refinanciado en los últimos años mediante
el programa de compra de activos del Banco Central Europeo, mejor dicho por
Banco de España. En segundo lugar, la banca española, una vez que se protegió
insolidariamente a los acreedores foráneos en el saneamiento de nuestro sistema
bancario, éstos lo aprovecharon, como era de esperar, para reducir su
financiación a la banca patria. Desde ese momento es Target 2 quién financia
las necesidades de nuestro sistema bancario, sobredimensionado.
La Unión Monetaria Europea (UME) es un sistema defectuoso desde sus
orígenes
Dependemos, en definitiva, del Banco Central Europeo y de los caprichos de
Bruselas, que obviamente nos pueden imponer lo que quieran, como quieran y
cuando quieran. Pero el problema de fondo es la ausencia de soberanía monetaria
que nos hubiese permitido implementar las medidas correctas desde un punto de
vista económico y social allá por 2008. La Unión Monetaria Europea (UME) es un
sistema defectuoso desde sus orígenes. Se hizo caso omiso de los informes
precedentes (Werner, 1970; MacDougall, 1977) donde se avisaba de la necesidad
de una instancia fiscal federal y de los peligros de dejar todo en manos de una
Banco Central, como una parte no constituyente del gobierno, y de establecer,
en este contexto, unos tipos de cambio fijos entre los estados miembros. Y
quienes defendemos esto no somos antieuropeos. Todo lo contrario, los
auténticos antieuropeos fueron aquellos que diseñaron erróneamente el Euro
pensando exclusivamente en unas élites que han demostrado, y demuestran, ser insolidarias
con sus conciudadanos un día sí y otro también.
El origen de todo. La protección a
acreedores extranjeros
Remontémonos a 2008. En España el sector privado presentaba problemas de
solvencia. La deuda de las familias, empresas, y entidades financieras superaba
el 320% del PIB, y el precio del colateral que soportaba la mayor parte de la
misma empezaba a desplomarse. Obviamente, la banca española, que de manera
irresponsable concedió dicha deuda, empezaba su calvario particular, que luego
acabaría siendo el nuestro.
El saneamiento de un sistema bancario insolvente se debería haber hecho a
costa de gerencia, propietarios y acreedores
El saneamiento de un sistema bancario insolvente se debería haber hecho a
costa de gerencia, propietarios y acreedores. La banca presentaba un problema
de solvencia, y se convirtió en un sumidero de dinero público. Era más
necesario que nunca, a través de un banco malo, que la gerencia, los
propietarios y los acreedores hubiesen pagado los platos rotos. Y después de
ello, si hubiese hecho falta, que el Estado hubiera entrado como accionista.
Sí, esas palabra que algunos detestan, ¡nacionalización! Siempre que se ha
hecho así, las cosas han vuelto a la normalidad con relativa rapidez. Véanse
los ejemplos de Suecia 1992 e Islandia 2008. Hubiésemos conseguido dos efectos
inmediatos: reestructurar una banca sobredimensionada, reduciendo su tamaño a
otro más acorde con la economía real; y no cargar dicha reestructuración al
bolsillo de los contribuyentes.
Pero eso no pasó. Al no disponer de soberanía monetaria, les fue fácil a
las fuerzas “diabólicas” confabularse, y de qué manera, contra los ciudadanos
españoles. El diagnóstico de la salud de nuestro sistema financiero y la
solución de sus problemas estuvo sometido a la presión de los acreedores
extranjeros, los propios banqueros patrios, y a la vanidad de los políticos de
turno. Como consecuencia se rescató nuestro sector bancario a costa de los
contribuyentes, la deuda pública se disparó más allá de los estabilizadores
automáticos, y además no se limpió adecuadamente el activo de nuestro sistema
bancario. Por eso, a fecha de hoy, la banca española sigue estando
sobredimensionada, la economía española excesivamente bancarizada y nuestra
deuda soberana, sin soberanía monetaria, vulnerable a un aumento de la aversión
al riesgo por cualquier razón espuria.
Como consecuencia, aumento de la deuda
pública y Target 2
Desde 2008 la deuda privada se ha reducido en casi 764.212 millones de
euros, en pleno proceso de desapalancamiento de familias, empresas y entidades
financieras. Por el contrario, se ha producido un fuerte incremento de la deuda
pública, en casi 1 billón de euros: recesión de balances, estabilizadores
automáticos, más rescate bancario.
Los banqueros de nuestro país no querían someterse a un proceso intenso de
reconversión como cualquier sector que ha cometido excesos
Los banqueros de nuestro país no querían someterse a un proceso intenso de
reconversión como cualquier sector que ha cometido excesos. Para ello contaron
con la colaboración, además de nuestra élite política, del Banco Central
Europeo, controlado en realidad por estas élites financieras europeas. El BCE,
además de proteger a los acreedores foráneos -bancos extranjeros-, se dedicó a
inyectar liquidez masiva a los bancos con problemas de solvencia para que
siguieran manteniendo el statu quo. Para cerrar este esquema de poder o
intereses de clase, los bancos comerciales españoles financiaban al Tesoro.
Éste era el acuerdo tácito.
Pero en el momento en el que los bancos de los países del sur ya no podían
acumular más deuda soberana en sus balances, se inició el programa de compra de
activos, expansión cuantitativa, por parte del BCE. No se engañen, sin
mutualizar, ya que al final están en el Balance de Banco de España. A cierre de
marzo de 2017 el volumen de compras de deuda, la inmensa mayoría soberana, en
Balance de Banco de España es de 243.816 millones de euros. Mientras, la
cartera de deuda soberana en manos de las entidades financieras patrias
asciende a 593.386 millones de euros, a lo que habría que añadir 92.328
millones de euros de préstamos del sistema financiero a nuestras
administraciones públicas.
Este esquema de rescate implicó que el balance nuestro sistema bancario
siguiera sobredimensionado
Este esquema de rescate implicó que el balance nuestro sistema bancario
siguiera sobredimensionado, y es aquí donde entra en juego Target 2. Como los
acreedores foráneos aprovecharon el rescate a costa de los contribuyentes para
reducir su deuda bancaria española, ¿quién iba a financiar ese activo
sobredimensionado? Pues Target 2. Cuando los depósitos son insuficientes para
financiar un activo aún sobredimensionado, y los acreedores foráneos–otros
bancos fundamentalmente- ya no financian esa posición, es el Eurosistema quien
lo financia. Los bancos centrales del sur de Europa piden prestado a otros
bancos centrales para “sus” bancos comerciales. El déficit o necesidades de
financiación de la banca patria, vía Eurosistema, alcanzó en marzo los 374 mil
millones de euros, superando los niveles récord de 2012, en plena turbulencia
financiera.
El aumento de los desequilibrios de Target2 refleja simplemente los
problemas en los sistemas financieros de los Países del Sur para financiarse,
nada que ver con la situación de los Estados, familias o empresas de economía
real. Son una deriva de no haber hecho realmente aquello que se debería haber
hecho en 2008: reestructuración de un sistema bancario sobredimensionado a
costa de sus acreedores –en su momento bastaba con accionistas y bonistas,
ahora lo dudo-. Y en el trasfondo de todo, la ausencia de soberanía monetaria,
que impidió hacer lo correcto. La situación ha alcanzado unos volúmenes que en
el caso de que aumentara la aversión al riesgo, se desataría la tormenta
perfecta, crisis de deuda soberana y crisis bancaria. Obviamente ello limita
cualquier política económica y de rentas que se salga de la ortodoxia. Pero de
esto nadie hable, ¿verdad?
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