Entrevista de Laura Olías al economista Borja Suarez publicada en el diario.es con fecha 31/3/2018
Borja Suárez, profesor de Derecho del
Trabajo y la Seguridad Social: "Aunque en este país da mucho miedo subir
impuestos, la gente lo entendería si es para blindar las pensiones"
"En general las personas que
defienden un sistema de pensiones público y privado están vinculadas al sector
financiero"
"Lo que ha demostrado la crisis es
que la política de pensiones ha sido un éxito, es lo que ha aguantado"
Cuando Borja Suárez Corujo comienza sus clases en el curso de Derecho de la
Seguridad Social plantea una pregunta a sus alumnos de la Universidad Autónoma
de Madrid. "¿Creéis que vais a tener pensiones?". La pregunta, como
la respuesta –"un por supuesto que no"–, dan muestra de un temor
instalado en muchos sectores de la población: el sistema público de pensiones
está en riesgo y no aguantará en las mismas condiciones en las próximas
décadas.
Con cientos de miles de jubilados en las calles para defender unas
"pensiones dignas" y una oposición política centrada en el desgaste
del Gobierno por su reforma unilateral del sistema en 2013, el profesor de
Derecho del Trabajo y Seguridad Social y miembro de Economistas frente a la
Crisis ofrece una visión optimista de las soluciones para reforzar el sistema,
con ajustes pero que preserven el modelo actual.
Dice que nuestro sistema público de pensiones es sostenible, pero cada vez
más gente joven duda de que vaya a tener una pensión suficiente cuando
envejezca. ¿Cómo se ha asentado esta idea?
Hay un discurso precioso de Frances Perkins, secretaria de Trabajo de
Roosevelt, la verdadera artífice del sistema de Seguridad Social de EEUU y que
en su momento fue revolucionario, en el 35. En este discurso de años después,
en los años sesenta, decía que lo que se había conseguido había calado de tal
manera en la sociedad norteamericana que no puede concebirse una democracia en
ese país sin un sistema de pensiones. Esa idea se puede trasladar a España:
pensar que van a desaparecer las pensiones públicas, es como pensar que a lo
mejor dentro de 30 años no hay democracia. Pues a lo mejor pasa, pero me
resulta demasiado utópico o distópico.
¿Y cómo está tan extendida esta visión?
En el sector financiero la apuesta es la de un sistema multipilar: con
pensiones públicas pero donde también haya pensiones privadas. ¿Qué interesa?
Generar incertidumbre, meter miedo de que el sistema no es sostenible en estos
términos para que la gente empiece a contratar planes de pensiones. Esto viene,
en general, de personas que trabajan para empresas o instituciones vinculadas a
este sector financiero a las que le resultaría muy rentable un cambio modelo.
Es triste decirlo así, pero es así.
La mejor prueba de ello es el punto en el que nos encontramos ahora: la
reforma de 2013 que hace el Gobierno es casi un calco de la propuesta de la
comisión de expertos, donde de los 12 miembros, 9 estaban vinculados al sector
de seguros o al bancario. De aquellos polvos estos lodos.
La mayoría de la oposición, los sindicatos y los pensionistas en la calle
demandan subir las pensiones con el IPC. ¿Es sostenible revalorizar con los
precios con nuestro sistema de pensiones y ante el estado de déficit de las
cuentas de la Seguridad Social?
Hay un trabajo reciente de Antonio González en Economistas Frente a la
Crisis que utiliza estimaciones para los próximos años. Hay diferentes fuentes,
entre ellas datos de la Seguridad Social que ha enviado el Gobierno al Pacto de
Toledo. Con un escenario de crecimiento del 2% y un IPC del 1,8%, el gasto
en pensiones llegaría al 14% del PIB si se revalorizaran con los precios
en su punto más crítico, que es 2045, y luego ya empieza a bajar. Si tomamos un
crecimiento medio del 2,4%, que no es ningún disparate, el gasto en pensiones
no llega en ningún momento al 13% del PIB.
Ahora estamos en torno al 11,7%. La media europea es del 12,3%, estamos un
poco por debajo. Así que revalorizando las pensiones con los precios, el gasto
subiría en 2 puntos y media.
La reforma de las pensiones del 2013 que hace el Gobierno es casi un calco
de la propuesta de la comisión de expertos, donde de los 12 miembros, 9 estaban
vinculados al sector de seguros o al bancario. De aquellos polvos estos lodos.
¿Y ese crecimiento del gasto es asumible?
Estaríamos en el entorno del 14% y 14,5%. Austria gasta hoy eso. Austria y
Portugal. Francia está en el entorno del 15%, Italia está alrededor del 16%.
Por cierto, sin ningún tipo de reproche de la Comisión Europea, que es
interesante. Ese crecimiento del gasto es perfectamente asumible. ¿Por qué
España no puede gastar un 13% o 14% de PIB durante un tiempo determinado? Es
que después empezará a caer el gasto a toda velocidad porque se agota el efecto
del baby boom. Después delbaby boom viene el baby
collapse, generaciones mucho más reducidas. Hay que plantear una
reconfiguración del sistema, pero no un cambio radical.
El Gobierno ha insistido mucho en las últimas semanas en destacar que la
subida de las pensiones con los precios no ocurre casi en ningún país europeo.
¿Es así?
No es así en absoluto. Ningún país de Europa tiene nada parecido a lo que
nosotros tenemos. Y todos los países europeos vinculan la evolución de las
pensiones: los menos generosos al IPC y la mayoría, en parte también a los
salarios. La OCDE en un informe de 2015 trata el asunto de la revalorización y
dice que la de las pensiones se debe hacer y se hace según a dos criterios
fundamentales: a precios o a salarios.
El organismo afirma que lo razonable sería vincular a los salarios, porque
permiten que los pensionistas, que son trabajadores pasivos, corran la misma
suerte que el resto de trabajadores. Y si no es así, como alternativa está el
IPC, que permite al menos evitar la pérdida de poder adquisitivo.
Además, mantiene que las pensiones mínimas no solo no se pueden revalorizar
con el IPC, que eso es insuficiente; se deben revalorizar con el IPC + 0,5.
Celia Villalobos decía el otro día que solo hay que concentrarse en
eliminar el déficit de la Seguridad Social para que las pensiones suban por
encima del IPC gracias al índice de revalorización (IRP) aprobado por el
Gobierno en 2013.
Todos los estudios concretan que el 0,25% durará mucho tiempo: la Airef se
queda en 2023 con el 0,25%; el grupo de investigación de Valencia sobre las
pensiones, que tiene muy buena información del Gobierno, dice en sus
estimaciones que el 0,25% se extenderá hasta 2038; Fedea llega hasta 2060. Así
que, cuando dicen que esto es una fórmula que puede dar una cosa positiva o
negativa, es mentira. En abstracto es así, pero con la situación laboral que tenemos,
el desempleo y la evolución demográfica que vamos a empezar a sufrir no es así.
"Aunque en este
país da mucho miedo subir impuestos, la gente lo entiendería si es para blindar
las pensiones"
Otro de los elementos más criticados de la reforma de 2013 es el factor de
sostenibilidad, que según varias estimaciones va a reducir las cuantías de las
pensiones en las próximas décadas. ¿Es inevitable aplicar un factor de
sostenibilidad, aunque no sea este, de cara al futuro?
El Gobierno, que lo recuerda siempre que puede, dice que el factor de
sostenibilidad ya estaba previsto en la reforma de 2011. Cierto. El factor de
sostenibilidad se fijaba para aplicarlos a partir del 2027. Luego ellos
decidieron que había que adelantarlo a 2019. La reforma de 2011 se hizo
para dar respuesta a un cambio demográfico, a la jubilación de los baby
boomers, vamos a ver qué pasa. Es que empezó a aplicarse en 2013, tiene muy
poco recorrido.
El segundo aspecto que defiende el Gobierno es que casi todos los países
europeos han introducido un mecanismo de este tipo. Cierto. Pero nosotros hemos
aplicado la versión dura del factor de sostenibilidad, la que reduce
automáticamente la cuantía. Nuestras pensiones ahora mismo son pensiones
menguantes. Si hubiera que introducir algún mecanismo, a mí me parece más
equilibrado lo que hacen los franceses, que es vincularlo a los años que se
exigen para alcanzar el 100% de la pensión.
En sus trabajos insiste en esta idea: el envejecimiento es un reto, pero
menor de lo que se suele destacar ya que sus mayores efectos están acotados en
el tiempo.
Fernández Cordón apuntaba recientemente que el alargamiento de la esperanza
de vida, que efectivamente está creciendo, lleva creciendo 120 años de forma
intensa y de hecho ahora crece de manera más moderada. La tendencia es que siga
creciendo, claro que sí, pero es moderado y no es un cambio extraordinario. Lo
extraordinario es que a partir de 2023 empieza a jubilarse la cohorte más
numerosa de nuestra historia que es la generación del baby boom,
los que nacieron entre el 58 y el 77. Eso significa que durante un periodo de
tiempo importante, hasta mitad de siglo o un poco antes, va a jubilarse mucha
gente y eso va a repercutir en el gasto.
¿Y cómo puede afrontar nuestro sistema público la jubilación de los baby
boomers?
El punto de partida es: no tenemos un problema de gasto. Pero vamos a tener
que hacer frente a un incremento de ese gasto y lo que tenemos que hacer es
incrementar los ingresos. ¿Qué se puede hacer ahí? Lo primero de todo, ahora
mismo el volumen de cotizaciones sociales, que son la principal fuente de
financiación del sistema, no es tan grande como debería. La Seguridad Social
está pagando con cotizaciones que no deberías pagarlas con ellas; por ejemplo,
las reducciones a las empresas, que suponen unos 2.000 millones de euros.
También los gastos de personal de la Seguridad Social y otros conceptos,
que suman como mínimo otros 2.000 millones. Además, hay otras políticas
que tienen que ver con el ámbito agrario, la cotización de sistemas especiales
tiene tipos más reducidos y eso tiene un coste de unos 1.000 millones.
Después, hay ingresos por cotizaciones que no se reciben por la base máxima
de cotización. Se podría 'destopar'. Hay distintos cálculos sobre esto: CCOO
dice que son unos 7.000 millones, los datos que el Gobierno ha aportado al
Pacto de Toledo estiman esto en unos 4.600 millones. Al final, empiezas a sumar
todo esto y estamos alrededor de 11.000 millones, lo que significaría que ahora
mismo ese desequilibrio que tenemos de déficit no es de 18.800 millones, sino
de unos 7.000, que es un elemento importante.
¿Hay alguna otra vía para incrementar los ingresos de la Seguridad Social?
Un elemento importante: evidentemente hay que cambiar la política laboral.
Es casi milagroso que el país se mantenga con unos niveles de precariedad tan
escandalosos. Se puede hacer algo y, en la medida en que tenemos un punto de
partida tan deficiente, tenemos una oportunidad de mejora muy
favorable. Además, desde una perspectiva de más largo recorrido, hay un
elemento fundamental que es un cambio productivo, con la transformación
digital, en el que las cotizaciones van a sufrir. Ante elementos de cambio
importantes en el mercado de trabajo, esa excesiva dependencia de las
cotizaciones sociales es catastrófica.
Lo que tenemos que hacer es incrementar la aportación que hace el Estado
para la financiación de las pensiones. Eso es lo que hacen los países de
referencia, no solo porque sean países importantes sino porque tienen sistemas
parecidos al nuestro, como Francia y Alemania. La aportación allí es de entre
el 20 y el 25%. En España salen de los Presupuestos los complementos a mínimos
y las pensiones no contributivas, lo que pasa que esa aportación del Estado
está en torno del 8%.
¿Cómo puede pagar España ese incremento sustancial de la aportación del
Estado a la caja de las pensiones?
Tenemos un nivel de ingresos fiscales que está en el 34,6% cuando la media
europea en el 41,5%. Eso es una anomalía, la estructura fiscal que tenemos
tiene múltiples deficiencias. El otro día hablaba con Alberto del Pozo, experto
en política fiscal, y me decía que era perfectamente posible mejorar
sustancialmente los ingresos del Estado a través de una subida de impuestos sin
apretar a la inmensa mayoría que ya paga un nivel de impuestos razonable.
¿Y dónde se carga este refuerzo entonces?
Pues por ejemplo el tratamiento de las rentas de capital. En una economía
en la que el peso del capital es cada vez mayor, como consecuencia de ese
proceso de digitalización, es razonable equilibrar de alguna manera: no gravar
más las rentas del trabajo, que ya están sufriendo, y poner un mayor énfasis en
las rentas de capital. Y también en las rentas patrimoniales, porque es un poco
disparatado esto de tener desvirtuado un impuesto de patrimonio, de sucesiones…
Me parece interesante la propuesta del impuesto finalista. No estoy
pensando tanto en la última propuesta del PSOE, aunque llevaba la idea de
impuesto finalista en su programa electoral. Francia recauda a través de esta
Contribución Social Generalizada –que es para la financiación de políticas
sociales, no solo de pensiones– 90.000 millones al año. De hecho Macron, que
tanto le gusta a Ciudadanos, ha subido 1,7 el porcentaje de esta contribución.
¿Es aplicable un impuesto así en España?
Esa fórmula es muy interesante en este caso, porque aunque en este país da
mucho miedo subir los impuestos, yo creo que esto la gente lo entiende. Si
dices, vamos a crear un impuesto ante el reto del envejecimiento, porque
tenemos 25 años por delante en los que tenemos que hacer un esfuerzo
importante, y esto es una cuestión central de nuestro modelo de convivencia y
sociedad. Así que, para blindar esto vamos a establecer un mecanismo que en
función de las necesidades vamos apretando un poco más o menos. Creo que es un
mensaje que cualquier partido político puede asumir perfectamente porque creo
que la gente lo entiende.
Sobre el conflicto generacional, ese planteamiento de que los pensionistas
son unos privilegiados a costa de los jóvenes no es cierto, que no nos
confundan. Creo que en este debate falta sensibilidad social.
¿Cree que hay un debate político serio sobre las pensiones y los retos que
debemos afrontar para reforzar el sistema? Muchos pensionistas demandaban estos
días que el Gobierno les "rescatara" subiendo las prestaciones con el
IPC como hace con las autopistas y los bancos, dos cuestiones muy subrayadas
por la oposición.
Estas cuestiones son sangrantes y a todos nos avergüenzan. Que congelen las
pensiones y no tengan problema para sacar la chequera y rescatar las
autopistas… Pero tienen un inconveniente: mezclamos muchas cosas. Y cuando para
este asunto tenemos muy buenos argumentos, fundamentos para decir que el
sistema que tenemos es perfectamente sostenible con algunos ajustes, que lo hacen
sostenible hoy y dentro de 30 años, empezar a meter estas cosas enturbian un
poco el debate.
Acabamos utilizando elementos que, aunque sean malos ejemplos de gestión,
en realidad no te resuelven los problemas de fondo del sistema de pensiones. Y
es que aquí, aunque suene soberbio, los hechos nos dan la razón a los que
defendemos el sistema público de pensiones.
Hay también un debate generacional abierto sobre este tema. Se ha dicho
mucho que los pensionistas han soportado mejor la crisis que otros grupos de
población. Sin embargo, muchos de los jubilados que salían en las
manifestaciones de estos días decían que pasaban apuros porque con sus
pensiones estaban manteniendo a sus hijos en paro, pagando sus hipotecas, los
estudios de sus nietos… ¿Han soportado las pensiones las deficiencias de
nuestro Sistema de Bienestar?
Yo soy el primer sensibilizado con los jóvenes, pero una cosa es eso y otra
la situación de los pensionistas. La cuestión clave cuando hablamos de este
tema es: ¿cuál es nuestro nivel de gasto social público? Estamos en el 24,5%,
cinco puntos por debajo de la media europea. Cuando estemos al nivel europeo,
tal vez podremos plantearnos que estamos sobreprotegiendo algunos y a otros no.
Lo que ha demostrado la crisis económica es que la política de pensiones,
seguramente por el Pacto Toledo, ha sido un éxito. Ha llegado la crisis
económica y ¿qué es lo que ha aguantado? El sistema de pensiones, que ha sido
un pilar fundamental para el sostén del conjunto de la sociedad. Este
planteamiento de que los pensionistas son unos privilegiados a costa de los
jóvenes no es cierto, que no nos confundan. El problema de los jóvenes tienen
que ver con unas políticas con unos efectos muy negativos para este grupo, eso
es lo que hay que rectificar, donde hay que poner recursos pero no a costa de
quitarlos de otro sitio.
Hay un dato que está ahí: el 60% de los pensionistas reciben menos de 800
euros. Creo que en este debate falta sensibilidad social, se pretende presentar
de una manera muy técnica, pero la sensibilidad social se echa en falta en
muchas ocasiones.
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