viernes, 7 de diciembre de 2018

¿Qué ha pasado en Andalucía? Notas para demócratas e irresponsables.



Artículo de Juan Carlos Monedero, de fecha 3/12/2018 en Público.


1.     Todo auge del fascismo es un fracaso de una revolución de izquierdas, dijo Walter Benjamin en los años treinta. En 2015 Susana Díaz se alegraba de haber “frenado el populismo” de Podemos. Era lo único que le interesaba. Le cortó la cabeza a Sánchez cuando empezó a acercarse a Podemos y puso de Presidente a Rajoy. Confunde Andalucía con España y por eso le brinda alfombra roja a la derecha cuando habla de Cataluña. Representa el PSOE más corrupto, el conchabado con el IBEX 35, el de las redes clientelares y el que quiere presentar la identidad de Andalucía como un residuo de aquel “Spain is different”. Susana Díaz es palco con Florentino, un fino con los jerarcas de las cofradías, becas-miseria para los estudiantes y cárcel para los jornaleros. Como en Grecia, si la izquierda no puede hacer los cambios, lo que viene es la extrema derecha.

2.     El PSOE pierde 400.000 votos y Adelante Andalucía 300.000 (un tercio de lo que tenía). Un fracaso en toda regla que debiera tener como respuesta no solo la autocrítica de los responsables sino alguna dimisión. En política, los errores se conjuran dimitiendo y no parece sensato que lleven los partidos (¿hacia dónde?) quienes han hundido a sus partidos. A no ser que sus partidos no les interesen y sean solamente herramientas personales o de pequeñas familias con el mandato de resistir a toda costa.

3.     El PP se ha llevado un batacazo, pero le ocurre lo que le ocurrió al PSOE cuando Podemos no le pasó en las elecciones generales. Se miden por los que pueden sustituirles, y no por el espacio real que ocupan. Así que andan contentos aunque es evidente que el bipartidismo ya es pasado. El PSOE aguantaba en Andalucía. Ya ni esas. Y el PP está de capa caída o desapareciendo.

4.     Las encuestas daban ganador al PSOE, que llevaba gobernando casi 40 años. La derecha se ha movilizado mientras la izquierda se ha quedado en casa. 41,3% de abstención. ¿Para qué votar a lo de siempre?

5.     Pero también cabe preguntarse: ¿para qué votar a un partido separado del cambio en el conjunto de España? ¿Cuál es su estrategia? ¿Cómo entenderle cuando ha dicho respecto de pactar con el PSOE una cosa y la contraria? El error de haber creado Adelante Andalucía para alejarse de Podemos sólo se entiende por intereses partidistas. La insistencia de Teresa Rodríguez en alejarse de Podemos tiene en este mal resultado electoral su recompensa. O la izquierda se coloca dentro de un proyecto de país o no va a pasar la prueba ni en municipios ni en comunidades autónomas.

6.     VOX –nuestro Bolsonaro aconsejado por el mismo Bannon- ha construido una “identidad de los olvidados” enfrentada a la izquierda de Susana Díaz en el gobierno. Y ha movilizado un voto del odio (machista, racista, ultra) que ya no votaba. Al no tener poder ninguno, ha podido ser rupturista. Lo que demuestra que en España aún hay ánimo impugnador. Podemos tiene que recuperar ese ánimo impugnador si quiere tener buenos resultados y gobernar. Hay lógicas que solo se entienden en clave interna parlamentaria –la elección del CGPJ, por ejemplo- pero que en el conjunto debilitan la capacidad de regeneración que significa Podemos.

7.     Las debilidades a la hora de construir el partido, han dejado a Podemos en Andalucía en manos de un sector incapaz de representar al conjunto. Lo que se demuestra con la exclusión de cualquier disidencia y con la animadversión a la dirección de Podemos. Todo lo que no ha trabajado el partido territorialmente lo paga. Llevar a todos los cargos a las instituciones desarma al partido y dificulta el contacto con la sociedad civil. Ya no escucha con claridad lo que pasa. ¿Qué fue de la astucia de Podemos para escuchar lo que pasa en la sociedad española? En Andalucía tenía las orejas llenas de cera.

8.     La situación no dejaba de ser compleja ideológicamente: el PSOE en Andalucía es el “régimen”, lo viejo, lo burocrático. Y Podemos tenía que criticarlo pero, al tiempo, no hacerle el juego a la derecha. Hacía falta un discurso astuto. Está claro que la campaña electoral de Adelante Andalucía no ha sido astuta. No querer entender que la campaña era española ha sido repetir el mismo error que cometió Podemos en Cataluña al no entender que allí la campaña era netamente catalana. Podemos tiene muchas voces. Quizá han faltado en Andalucía, visto el resultado, algunas de ellas.

9.     Vox ha agitado el fantasma de “España se rompe” y “los españoles primero”, mientras que el discurso de Podemos no termina de construir una identidad española alternativa fuerte. Podemos tiene que recuperar una idea de patria alternativa que sea claramente identificada y que deje claro que los neofranquistas de VOX son los enemigos de siempre de España. Abascal es el típico hijo de funcionario franquista que ha vivido toda la vida de lo público, que no ha trabajado en la vida y que igual te vende una enciclopedia, te guisa un contrato o te dice que va a salvar a España. Fue 20 años afiliado al PP, concejal en Llodio a los 23 años, Presidente de Nuevas Generaciones del PP, Diputado en Juntas Generales y se va del partido sólo cuando se queda sin cargo. Pero sobrevivió, igualmente comiendo de España, a partir de entonces a través de Esperanza Aguirre. Los comerciales tienen la virtud de lograr que les abras la puerta de tu casa. Estos personajes sin escrúpulos poblaron el falangismo en los años treinta y la derecha durante la Transición. Son supervivientes sin escrúpulos. Siempre han hecho daño a nuestro país.

10. Al venir Vox de la nada –no tiene ningún cargo institucional-, ha hecho un discurso sin complejos. Han recuperado el franquismo contra la memoria. Han recuperado el machismo contra los derechos de las mujeres. Han recuperado una idea visigoda de España contra la plurinacionalidad. Han agitado un resentimiento sordo contra los estragos del neoliberalismo al tiempo que apoyan la monarquía, los bancos y la Unión Europea. Que una derecha, Ciudadanos y VOX, que es puro régimen hayan crecido es culpa de la izquierda social y política.

11. La derecha no ha tenido disonancias porque toda la derecha ha hecho el mismo discurso de la patria en peligro señalando a los independentistas de Cataluña. Una vez más hay que recordar que dijimos que el pulso independentista tal y como se estaba expresando iba a despertar la bestia del fascismo. No a crear, porque ya estaba ahí. Pero era evidente que iba a despertarla. En Cataluña ha ganado la derecha visigoda y la catalana. El error del independentismo al no medir la correlación de fuerzas, al no prever los resultados de sus actos, al no haber defendido sus intereses de manera más inteligente ahí están. En Cataluña y en el resto del Estado. Pero también deberá ver qué hace Ciudadanos, un partido que se reclama seguidor de Macron. Macron nunca pactaría con LePen. Rivera va a pactar con VOX. Esto es, la derecha española, sigue siendo franquista.

12. Desenlace: debiéramos ir sacando la conclusión de que lo que es ganador en las elecciones quizá sea la marca Podemos acompañada de la figura de Pablo Iglesias. Lo entiende VOX y por eso dirige contra Iglesias sus dardos de manera brutal. Por supuesto, en la mejor estela de Bannon: con fake news, inventando, mintiendo, tergiversando. VOX necesita pelear con un enemigo inventado al que tiene que presentar como terrible. Aunque sea mentira. VOX no puede presentarse contra el PSOE, contra el PP, contra Ciudadanos porque todos forman parte del régimen del 78. No olvidemos que VOX, como el PSOE, son monárquicos. Tiene que demonizar con ataques guerracivilistas a un “enemigo”. Ese va a ser Podemos, porque Podemos es el único partido que puede decir que VOX es un partido de la casta, que son régimen, que después del mandato de construir un Podemos de derecha que es Ciudadanos ahora viene el mandato de crear un Podemos de extrema derecha que son ellos, que son unos caraduras que viven de lo público al tiempo que critican lo público, que van a romper la convivencia en nuestros barrios, que apoyan a la monarquía aunque sea corrupta, a las multinacionales aunque hundan a los autónomos, a los banqueros. Que van a sacar lo peor de cada uno (y no me refiero solo al polo de lacoste o los chalecos acolchados): el racista, el clasista, el machista, el nacionalista arrogante y excluyente. Visto el comportamiento de VOX se puede prever: va a aumentar la violencia política en España. La culpa es de VOX, pero tambiéndel PP y de Ciudadanos por ese discurso de odio. Todos los demócratas deben estar alerta. Cuesta mucho levantar la convivencia y es muy fácil tumbarla.

13. Podemos tienen que recuperar la “rabia destituyente” para que no lo vean como un partido más. Tiene que rearmar el partido para que multiplique su relación con la sociedad civil. Un partido-movimiento fuerte no permite que pequeños grupos o personas individuales se queden con la organización y, como suele ocurrir, fracasen. Podemos necesita igualmente un proyecto de país que resulte creíble, algo que le permita a la gente establecer “causas y consecuencias” de manera que se puedan representar en su cabezas qué pasaría si hubiera otro gobierno. El resultado en Andalucía es una llamada de atención. Cuando los demócratas se quedan en casa, regresa la noche del autoritarismo.


miércoles, 1 de agosto de 2018

Una enmienda a la ortodoxia neoliberal



La economía global está en una situación similar a 2007-2008. Occidente solo sabe crecer vía inflaciones de activos, alimentados por una deuda total que no para de crecer; la inversión productiva ni está ni se la espera

Artículo del economista Juan Laborda publicado en Vozpopuli de fecha 31/7/2018.
¡Qué corta es la memoria! ¡Qué rápido se olvidan las cosas! Pelillos a la mar. Después de la Gran Recesión muchos economistas, situados en la ortodoxia académica, permanecieron calladitos, no les quedaba otra, incluso parecía que iniciaban un acto de contrición. No olieron la que se nos avecinaba en el 2007-2008. Y ahora no son capaces de percibir ese tufillo nauseabundo que ya empieza a alertarnos de la segunda fase de la Gran Recesión. ¡Basta ya! Sin embargo, ya no vale solo la crítica, es necesario dar un paso adelante y presentar una alternativa creíble a ese sistema de gobernanza fallido llamado Neoliberalismo.
Aún recuerdo el artículo publicado por el economista postkeynesiano Steve Keen “The WHO warns of outbreak of virulent new ‘Economic Reality’ virus”, publicado en la Review of Keynesian Economics. Irónico, hilarante, impactante, el actual responsable de la Escuela de Economía, Historia y Política de la Kingston University destrozó inmisericordemente las bases y falsedades de la economía dominante, ésa que rige las políticas económicas de medio mundo. Para ello empleó ironía de la fina. El argumento de Keen era muy original: “Un nuevo virus, conocido como Realidad, ha comenzado a afligir a los economistas de la corriente principal, haciéndoles rechazar los argumentos que solían utilizar para justificar sus modelos. No existe una cura conocida para el virus, y la completa evitación de la Realidad es la única estrategia eficaz para prevenir la infección”. Y fue la estrategia seguida. Ahí los tienen, inalterables al desaliento, publicando libros y artículos hasta el siguiente rebrote del virus “Realidad”.
Un frágil sistema bancario mundial
La economía global se encuentra en una situación similar a 2007-2008. Occidente solo sabe crecer vía inflaciones de activos, alimentada por una deuda total que no para de crecer; la inversión productiva ni está ni se la espera; los salarios no aumentan; la productividad de los factores no mejora; el sistema bancario mundial es profundamente frágil; y la inestabilidad financiera elevada. Como resultado, se ha producido un aumento de la pobreza y el mayor proceso de acumulación y adquisición de riquezas por todo el globo en favor de unos pocos.
Hemos llegado hasta aquí como consecuencia de la implementación de un sistema de gobernanza económico que hoy se encuentra completamente roto, el neoliberalismo. La solución óptima pasa por revertir cada una de sus políticas económicas significativas. Me remito a esa pieza exquisita del gran James Montier, en colaboración con Philip Pilkington, de la Kingston University, “The Deep Causes of Secular Stagnation and the Rise of Populism”.
Es necesario que los impuestos se establezcan sobre las ventas, los gastos de personal o las inversiones en inmovilizado material"
La pregunta es cómo. Sin duda pasa por la consecución, con los instrumentos adecuados, de dos objetivos últimos, el pleno empleo y un nuevo sistema fiscal que castigue a los rentistas de nuevo cuño y obligue a las grandes corporaciones a pagar unos impuestos mínimos.
En primer lugar, debemos recuperar el objetivo de pleno empleo, asumido durante la edad de oro del capitalismo y abandonado a su suerte tras la puesta en marcha de la agenda neoliberal (Consenso de Washington). Para ello es fundamental entender el concepto de soberanía monetaria, la base de la Teoría Monetaria Moderna, detrás de la cual se encuentran economistas postkeynesianos estadounidenses, británicos, australianos, nórdicos, españoles, italianos… Y el instrumento básico vinculado a la Teoría Monetaria Moderna es el trabajo garantizado (0% desempleo). Es la propuesta estrella del senador Bernie Sanders que esperemos se convierta en el cuadragésimo sexto presidente de los Estados Unidos. Desde estas líneas hemos comentado las bases hasta la saciedad. Simplemente recordar que, bajo soberanía monetaria, con tipos de cambio flexibles, ya no es necesaria la maquinaria institucional creada para la emisión de bonos soberanos en los mercados privados. Las políticas fiscal y monetaria pueden concentrarse en garantizar que el gasto doméstico sea el suficiente para mantener altos niveles de empleo. Los gobiernos que emiten sus propias monedas ya no tienen que financiar su gasto, ya que los gobiernos emisores de moneda nunca pueden quedarse sin dinero. El día que toda la maquinaria privada creada para emitir deuda soberana innecesaria, pero muy útil para repudiar el papel del gasto público y de la política fiscal, sea derribada, mejoraremos todos, familias, empresas, y hasta los mismos bancos.
Como segundo objetivo es necesario diseñar un sistema impositivo que bajo el principio de equidad redistribuya la riqueza de los más acaudalados a los más pobres sin castigar la actividad productiva. En definitiva, la creación de riqueza. Digámoslo claramente: ya no se pueden subir más los impuestos ni al factor trabajo ni a las pequeñas y medianas empresas. Pero para ello hay que tener una férrea voluntad política para conseguir dos objetivos. Primero desincentivar lo que en su momento denominamos buscadores de renta. La solución ya fue ideada hace más de 100 años por un economista de San Francisco, Henry George. Se trata de establecer un impuesto sobre el valor de la tierra. De ello ya hemos hablado largo y tendido.
La solución pasa por el pleno empleo y un nuevo sistema fiscal que obligue a las grandes corporaciones a pagar unos impuestos mínimos"
Como segundo objetivo es necesario introducir un impuesto mínimo para las grandes empresas, apoyando e impulsando el proyecto de Directiva Accis. Hay que recuperar ya, y con carácter de mínimos, la capacidad recaudatoria de un tributo que se ha visto afectada por las maniobras de los grupos multinacionales encaminadas a situar artificialmente sus beneficios en países de baja tributación, utilizando los llamados precios de transferencia y, con más frecuencia de la que sería deseable, por operaciones entre las sociedades del grupo empresarial realizadas con fines de ahorro fiscal. Las multinacionales deben pagar sus impuestos en los países donde obtienen los beneficios, siendo necesarias además una serie de actuaciones inspectoras y modificaciones legales que impidan la planificación fiscal agresiva en las operaciones interiores de los grupos empresariales. Para evitar estas maniobras, siguiendo las propuestas del economista Gabriel Zucman, autor de esa joya titulada “La Riqueza Oculta de las Naciones”, es necesario que los impuestos se establezcan sobre las ventas, los gastos de personal o las inversiones en inmovilizado material. De esta forma no se jugarían con los intangibles y los precios de transferencia.
Si se consiguieran estos dos objetivos habría un margen amplio para bajar los impuestos al factor trabajo, al factor capital, y, sobre todo, permitiría reducir de manera ostensible ese impuesto tan injusto que se ceba especialmente sobre los más débiles, el IVA.
Se tratan de unas propuestas iniciales muy claras, apoyadas por una evidencia académica creciente, pero a fecha de hoy consideradas por el establishment como tabúes. El problema es que las políticas recomendadas por esas élites además de ineficientes son distópicas. ¿Hasta cuándo?


miércoles, 11 de julio de 2018

España, país de derechas.



Artículo de Pedro Luis Angosto en nuevatribuna.es de fecha 14/5/2018.
Pienso que hay que estar muy ciego, tener una capacidad desmesurada para el autoengaño o ser de un egoísmo irracional inconcebible para votar al Partido Popular o su alma gemela Ciudadanos. El primer partido ha incumplido todas las leyes de la democracia de modo sistemático, infringiendo durísimos golpes al Código Penal y los mínimos postulados de ética política. Todos sabemos que es un partido de origen franquista que demuestra día a día su fidelidad al ideario del dictador impidiendo que se le condene en el Parlamento, poniendo obstáculos de toda clase al cambio de nombres de las calles que homenajean a los bárbaros o haciendo todo lo posible para que los miles de españoles que yacen en las cunetas y las tapias de los cementerios sigan allí por los siglos de los siglos, hasta que la memoria se haya evaporado por el paso del tiempo.
Votar a un partido con esos orígenes y ese comportamiento, a un partido que ha hipotecado el futuro de las pensiones, que hace leyes para que encarcelen a raperos y tuiteros, que ha malbaratado los salarios de los españoles mientras los beneficios empresariales crecen de modo desorbitado, que ha puesto un impuesto al sol y está destrozando la Sanidad y la Educación publicas, es lo más parecido al suicidio que puede hacer un individuo y un país. Por su parte, el partido de Alberto Rivera, con una notabilísima componente financiera en sus entrañas, es como una pompa de jabón, algo que surgió para contestar al independentismo catalán y que ha aprovechado ese fuelle para implantarse en todo el país como relevo natural del partido franquista.
De las bocas de sus dirigentes, muchos de ellos de un pasado falangista indisimulado, han salido propuestas tan fabulosas como que los trabajadores que dejen una empresa deban indemnizar al empresario. Su nacionalismo exacerbado, que no es otra cosa que la otra cara de los nacionalismos periféricos, puede engañar a mucha gente que se quiera dejar engañar, pero tras él se esconde su verdadera razón de ser, que no es otra que la privatización total de los servicios públicos y de las estructuras de lo que queda del Estado del Bienestar.
Un gobierno PP-Ciudadanos, que según dicen las encuestas será el próximo, terminará -tal como dice The New York Times, que no es un diario comunista- por sacar a España de la comunidad de países democráticos, tomando el camino que lleva directamente hacia el autoritarismo neoliberal que tan bien impuso Estados Unidos en países como Chile tras dinamitar al Gobierno legítimo del Dr. Allende. 
La prensa convencional intenta presentar a Alberto Rivera como el Macron español, como si parecerse al mandatario francés que ha sacado toda la artillería estatal contra los derechos de los trabajadores fuese un mérito o algo digno de imitar. Es la misma prensa que sin ningún rubor nos oculta a diario las manifestaciones, huelgas y enfrentamientos callejeros que ahora mismo tienen a Francia paralizada.
Europa no va por buen camino, los movimientos xenófobos, contrarios a los derechos humanos y a la fraternidad entre personas y pueblos, han abierto la ruta que nos lleva directamente a un periodo muy parecido al de entreguerras del siglo XX, un periodo que todos sabemos lo que se llevó por delante. Europa se siente débil, atacada en sus fronteras por personas a las que Europa y Estados Unidos saquearon y saquean. Su debilidad y el miedo al otro ha hecho que pierda cualquier sentimiento generoso, utópico, colectivo, poniendo en riesgo de desaparición aquellos valores humanistas que nacieron en ella y fueron la base fundamental de la democracia, la libertad y la justicia social, llegando hasta el extremo en su cinismo cruel de convertir el Mare Nostrum en una inmensa fosa común de pobres.
El nacionalismo es el principal enemigo del progreso de la Humanidad, nos hace pequeños, egoístas, cerriles, crueles, irracionales y ensimismados, pese a ello y al inmenso reguero de muerte y destrucción que su predominio político ha ocasionado en Europa a lo largo de la historia, vuelve a ser la ideología hegemónica y eso -pese a que a uno le gustaría ser optimista- ya sabemos dónde acaba.
En Catalunya, debido a los desprecios del Partido Popular, ha surgido un movimiento romántico-racista que ha terminado de rizar el rizo al nombrar President de la Generalitat a un xenófobo católico. El territorio más rico de la Península ha optado por la ultraderecha como ideal político. Torra, como editor que es, debe ser persona culta, pero culta a su estilo, leyendo aquello que refuerza sus convicciones arcaicas y dejando de lado todo lo que las pone en entredicho.
En su loco devenir, ha participado en homenajes tan disparatados como el que hace unos años se rindió a los hermanos Badía, miembros de Esquerra Republicana de Catalunya que bajo las órdenes de Dencàs mataron y torturaron a cientos de obreros en la Barcelona de los años veinte y treinta. Josep y Miquel Badía murieron en abril de 1936 en un atentado terrorista. Pero muertos los perros no se acabó la rabia, sino que dejaron descendencia. Hijo predilecto de los Badía fue Pedro Polo Borreguero, quien sintiéndose perseguido durante la guerra civil debido a su criminal actuación junto a los hermanos Badía, huyó a Francia para enrolarse en las filas fascistas -ideología por la que sus maestros y jefes habían mostrado ferviente admiración-, convirtiéndose tras el final de la contienda en uno de los principales torturadores de la Brigada Político Social de Barcelona, con centro de operaciones en la Comisaría de la Vía Layetana y en las calles de toda la ciudad.
Que un President de la Generalitat, culto según dicen, sienta admiración por tales individuos demuestra hasta que punto en Catalunya, en España y en Europa ha prendido la locura.
En un artículo escrito por en 2008 para el periódico El Singular Digital -ahora llamado El Mon-, Torra decía: “Ahora miras a tu país y vuelves a ver a las bestias hablar. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que saborean el odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua...”. Al más puro estilo de Jiménez Losantos o Carlos Herrera, que tanto gustan a los votantes del PP y Ciudadanos, se expresaba el nuevo President de la Generalitat.
Sí, ya sé, todo el mundo puede y tiene el derecho a cambiar, pero esas declaraciones racistas y fascistas nacen de los más profundo de las entrañas del Molt Honorable, y eso no se cambia, eso se ha ido formando a través de una figuración mitológica y milenarista de lo suyo y de los suyos y está en su adn tanto como el odio irracional que desprenden sus terribles palabras. 
En el panorama político español hay tres personajes que amenazan nuestro futuro como sociedad, como democracia y como individuos. Alberto Rivera, Mariano Rajoy y Quim Torra son un peligro para toda democracia que se precie por su incapacidad para el diálogo, la empatía, el progreso y la concordia. Sin embargo, no hay que caer en el fatalismo, hay otras opciones y si nos queda el juicio suficiente debemos poner todas nuestras fuerzas para que triunfen y nos libren de una vez por todas de tanto oscurantismo destructor. Tampoco, conviene olvidar, nunca, que Hitler llegó al poder por las urnas.


martes, 26 de junio de 2018

Ajuste de cuentas de las élites: pasado, presente y futuro


Artículo de Juan Laborda en Vozpopuli de fecha 26/6/2018.
Salvo un tejido espectacular de mediana y pequeña empresa exportadora, nuestro modelo productivo sigue siendo el mismo: camareros, crupieres, meros ensambladores de mano de obra barata.
Los datos son cada día más evidentes. La Gran Recesión fue aprovechada por las élites patrias hispanas, básicamente rentistas, para llevar a cabo su particular ajuste de cuentas contra la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles. La estafa de las propuestas de quienes nos han desgobernado desde la Gran Recesión, 2008, requiere de un debate público, sosegado, abierto y, sobre todo, crítico, con un doble objetivo. Primero, poner de manifiesto el fraude al que se han visto sometidos la mayoría de los ciudadanos españoles, muy especialmente nuestros jóvenes, sin futuro alguno. Hay que analizar las consecuencias finales de las decisiones de política económica tomadas, mediante un estudio econométrico riguroso. Segundo, la situación de fondo, de la que nadie habla, es grave, se está deteriorando a tal velocidad, que ya no valen paños calientes, ni fuegos de artificio. Es necesario un cambio de rumbo radical.
Empecemos hablando de lo más relevante, nuestros salarios, que por obra y gracias de las reformas laborales emprendidas por los gobiernos de turno, PP y PSOE, se han hundido, sin que se registre mejora alguna de nuestra competitividad. La razón es obvia, solo ha supuesto una medida económica de redistribución neo-feudal en favor de los beneficios empresariales, de una remuneración desproporcionada de ciertos consejos de administración, y contra las rentas de los trabajadores españoles. Es curioso observar como ciertas multinacionales incrementan los salarios de los trabajadores de su país, a costa del nivel de vida de los trabajadores de países considerados como meros ensambladores, entre ellos el nuestro. ¡Y los políticos siguen sin entender la importancia de la propiedad del capital!
Es curioso cómo ciertas multinacionales incrementan los salarios de los trabajadores de su país a costa del nivel de vida de los trabajadores de países como el nuestro
Permítanme una pequeña confidencia. Estoy harto de los análisis económicos que hablan de los factores de oferta y de la necesidad de reformas estructurales. Recuerden las conclusiones de un reciente documento de trabajo del Banco Central Europeo, “On the sources of business cycles: implications for DSGE models”, que ya analizamos en un blog previo. Los autores demuestran la existencia de grandes regularidades en los co-movimientos de variables macroeconómicas clave, en múltiples economías, en el análisis de los ciclos económicos. Y encuentran que solo hay una fuente dominante de dichos co-movimientos en términos reales: la demanda agregada, es decir, el gasto. Ello invalida los modelos convencionales -neoclásicos, neokeynesianos o monetaristas- que estudian los ciclos económicos, y que enfatizan las motivaciones del lado de la oferta afirmando que los shocks de demanda son temporales en el mejor de los casos. En definitiva las reformas propuestas desde el lado de la oferta, tan cacareadas a bombo y platillo, no tienen fundamento empírico alguno, obedecen a chascarrillos.
Nuevos datos sobre el nivel de vida de los españoles
Para cuantificar como está España, permítanme compartir con ustedes ciertos datos objetivos. Primero, en un breve y reciente estudio, “Realidades sobre el nivel de vida en España”, mi buen amigo Juan Carlos Barba, nos muestra cómo nuestro nivel de vida real es apenas la mitad de un ciudadano alemán. Y los más sorprendente, China, que tendría unos niveles de desarrollo superiores a lo estimado, se encontraría ya muy cerca de España.
Segundo, tanto la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el INE como los análisis del regulador confirman algo que es vox populi. Las condiciones laborales y salariales de los más jóvenes están provocando un auténtico desplome en la adquisición de vivienda por parte de este grupo. Los datos del Banco de España, muestran que la accesibilidad a la compra de viviendas se ha endurecido en los últimos años. En concreto, la medida de esfuerzo, equivalente al precio medio de la vivienda en relación a la renta bruta disponible de los hogares, ha pasado de 6,5 años en 2015 a 7,2 años en el primer trimestre de 2018, lo que explicaría que se esté produciendo un desvío hacia el alquiler. La única razón es laboral, como consecuencia de unos salarios muy bajos. Desde estas líneas venimos advirtiendo como todas las medidas que se toman se hacen contra las generaciones futuras. Por un lado, no son relevantes electoralmente hablando. Por otro, los problemas van aumentando como una bola de nieve hasta que a uno de los gobiernos de turno le acaba estallando, como ocurrió con la burbuja inmobiliaria.
Se están acabando los vientos favorables
¿Y cuáles son estos problemas? Los de siempre, una economía dirigida por rentistas que se forran en la cresta de la ola, pero que no asumen coste alguno cuando vienen mal dadas. Y esto, que ya pasó en 2008, volverá a pasar de nuevo en la Segunda Fase de la Gran Recesión. Los vientos de cola favorables están cambiando y se aproximan turbulencias. El Banco de España, en el Informe Anual de 2016, detalló las razones que había detrás de las sorpresas positivas en nuestra economía. Por un lado, la relajación del ajuste presupuestario. Por otro, la política monetaria de expansión cuantitativa del BCE. Pero además, Banco de España añadía otra relevante, la bajada no prevista del precio del petróleo y otras materias primas.
Un reciente estudio muestra cómo nuestro nivel de vida real es apenas la mitad que el de un ciudadano alemán. Y lo más sorprendente: China se encontraría ya muy cerca de España
Todos y cada uno de estos motivos no es que se estén diluyendo, se están evaporando, y no hemos aprovechado el tiempo extra que hemos tenido, en el período 2014-2018, para poner las bases de un nuevo modelo productivo. Porque nuestro modelo productivo, salvo un tejido espectacular de mediana y pequeña empresa exportadora, surgido allá por los 90, y que ha sido asaltado por capital especulativo foráneo, sigue siendo el mismo: burbujas, camareros y crupieres, y meros ensambladores de mano de obra barata. De ahí nuestros salarios. Nuestro país ha estado experimentando una expansión económica cuyas raíces no se encuentran en procesos de inversión en capital y en el desarrollo de la actividad industrial, sino básicamente en el crecimiento del sector servicios y el incremento de la deuda para ciertos fines espurios. España, con pies de barro.
Permítanme terminar con algo que hemos denunciado desde estas líneas. La cifra de deuda soberana supera ya el 130% del PIB, según el criterio del Flujo de Fondos de las Cuentas Financieras y/o Balanza de Pagos, recogido por Banco de España en el capítulo 2 de Cuentas Financieras. Esta cifra estaba en 2007 en el 40,2%. Además de una recesión de balances, intensificada por no hacer lo correcto, y que ha destrozado a miles familias españolas, a algunos irresponsables les salió muy barato la brutal generación de deuda privada alrededor de humo. Al final se acabó transformando en deuda soberana en un truco de magia que ni el gran Houdini. La política monetaria del BCE ha permitido que el Banco de España sea el principal acreedor del Tesoro español y se pueda financiar la deuda soberana sin problemas. Pero debemos ser conscientes que un cambio de rumbo en la política monetaria haría inviable la refinanciación de nuestro stock de deuda soberana. ¿Qué harían entonces nuestros políticos? Nada, no esperen nada, simplemente un acatamiento de ciertas políticas absurdas dictadas por burócratas. Y para ver las posibles consecuencias, ¡echen una ojeada a Grecia!


viernes, 8 de junio de 2018

Los pensionistas ganaron una batalla, ahora hay que ganar la guerra de las pensiones


Los pensionistas han ganado una batalla pero aún no la guerra, porque la rectificación del gobierno del PP es solo parcial, una prórroga de dos años porque no ha modificado los textos legales de la contrarreforma de 2013.
La aplicación del factor de sostenibilidad va a implicar una reducción del 0,7% en la pensión inicial, una cifra que puede parecer menor pero como se va acumulando con el paso del tiempo llegará hasta el 15% de caída en veinte años.

Artículo de Manuel Lago publicado en nuevatribuna.es de fecha 26/4/2018.
Los pensionistas han derrotado a Rajoy. Es sin duda un enorme éxito de sus movilizaciones, que han conseguido un éxito que hacía mucho tiempo que no veíamos y que demuestra que la movilización puede cambiar las cosas, que se puede obligar a rectificar a los gobiernos, que se puede conseguir un modelo de crecimiento y distribución de la riqueza más justo.
Ahora bien, los pensionistas han ganado una batalla pero aún no la guerra, porque la rectificación del gobierno del PP es solo parcial, una prórroga de dos años porque no ha modificado los textos legales de la contrarreforma de 2013. Y aquí está la clave, porque el gobierno cede en 2018 y 2019 apremiado por la necesidad de un acuerdo presupuestario y por las urgencias electorales, pero la estrategia de fondo de devaluar el sistema público de pensiones sigue en pie.
Por eso hay que seguir denunciando que todas las medidas incluidas en la ley 23/2013 tienen un único objetivo: reducir el importe de las pensiones. Las que cobran los pensionistas actuales, con el índice de revalorización y las de los pensionistas futuros, con el factor de sostenibilidad. Esto es, se pretende conseguir el equilibrio financiero del sistema a costa de bajar las pensiones.
El mal llamado factor de sostenibilidad supone un recorte gradual pero continuado en el tiempo que va a provocar una reducción muy importante de la pensión inicial en comparación con el último salario, lo que se conoce como tasa de reposición. Tiene una lógica perversa: la pensión se reduce en la medida que aumenta la esperanza de vida. Como se va a cobrar durante más años, cada mes se va a cobrar menos. La pensión será menor porque se quiere repartir el mismo importe global entre más años de vida.
La aplicación del factor de sostenibilidad va a implicar una reducción del 0,7% en la pensión inicial, una cifra que puede parecer menor pero como se va acumulando con el paso del tiempo llegará hasta el 15% de caída en veinte años.
Pero el recorte más duro de la reforma de 2013 es el denominado índice de revalorización. Primero porque afecta a todos los pensionistas, tanto a los actuales como a los futuros. Segundo porque condena a una pérdida continuada y acumulativa de poder adquisitivo.
Tal y como está definida la formula el índice de revalorización nunca va a superar el 0,25%, condenando a los pensionistas a un deterioro continuado de su situación económica. Con un incremento del 0,25% en las pensiones y un IPC en el 2% los pensionistas van a perder el 30% de su poder adquisitivo en los próximos veinte años.
Sumando ambos recortes, las pensiones van a sufrir un retroceso del 45% en términos reales. Dicho de otra forma, los pensionistas van a perder el 45% de su poder adquisitivo. Esto es inaceptable, porque de no evitarlo las bajas pensiones de hoy se convertirán en pensiones de miseria mañana. Para que se entienda mejor, es como sí la pensión media actual en vez de 934 euros fuera de 514, la de los autónomos en vez de 647 euros bajara a 356 y la de viudedad a 359 euros al mes.
¿Esto es decente? ¿Puede vivir una persona con esta cantidad? Obviamente no, serán pensionistas pobres, condenados a buscar trabajos en negro, depender de su familia, vender su casa...
Esta condena al empobrecimiento de los pensionistas se justifica con una única razón: que el sistema no puede soportar que las pensiones suban lo mismo que el IPC. Pero esta idea es una falacia, como se demuestra en un informe oficial que el Ministro de Empleo y Seguridad Social entregó en la Comisión Permanente del Pacto de Toledo el 2 de noviembre de 2017, en el que incluye una tabla de cómo evolucionará el gasto en pensiones sobre el PIB hasta 2050.
La intención del Gobierno es bajar el gasto público actual equivalente al 42,4% del PIB a tan sólo 39,2% en 2020, esto es 3,2 puntos que suponen un recorte de más de 37.000 millones de euros
El resultado es muy revelador: aunque se revalorizan las pensiones con la subida del IPC sí la economía crece el 2% de media el gasto pasaría del 11,8% del PIB actual al 12,8% en 2030 y al 13,9% en 2050.
Esto es, actualizando las pensiones con el IPC, el gasto se incrementaría tan sólo en un punto de PIB dentro de 13 años y en dos puntos dentro de 33 años. Un incremento más que razonable porque va a aumentar el número de pensionistas y por lo tanto lo lógico es dotar con más fondos el sistema público de pensiones.
¿Es posible hacerlo? Rotundamente sí. Porque tenemos treinta años para normalizar la fiscalidad española, corrigiendo el diferencial negativo de 8 puntos de PIB en ingresos que tenemos en comparación con la media de la UE. Bastaría dedicar a las pensiones la cuarta parte de esa mayor recaudación para hacer compatible la sostenibilidad del sistema y la suficiencia de las pensiones.
Si esto es así, que lo es, porque el gobierno se negaba a aceptarlo hasta que la movilización de los pensionistas y sus urgencias presupuestarias y electorales le obligaron? La respuesta a esta pregunta se encuentra en otro documento oficial: el Programa de Estabilidad que cada año tiene el deber de presentar el Gobierno delante de las autoridades europeas para explicar la estrategia presupuestaria y fiscal del Reino de España.
En la página 41 de la última actualización, el Gobierno define una política de ingresos y gastos dominada por una idea fija, casi una obsesión: reducir el tamaño del sector público. La intención del Gobierno es bajar el gasto público actual equivalente al 42,4% del PIB a tan sólo 39,2% en 2020, esto es 3,2 puntos que suponen un recorte de más de 37.000 millones de euros.
Esta es la razón de porqué el gobierno no quiere actualizar las pensiones.  No es por una restricción económica, ni está provocada por la demografía. La razón real es el fundamentalismo neoliberal del gobierno, su obsesión de reducir el gasto público. Las pensiones son más de uno de cada cuatro euros del gasto público en España. Por lo tanto, sí la estrategia es reducir el gasto, el sistema público de pensiones tiene que sufrir duros recortes.
La Constitución Española en su artículo 50 establece un mandato claro para que el Gobierno actualice las pensiones, para que estas permitan tener suficiencia económica y una vida digna a las personas mayores. Por lo tanto el debate no debe ser sí es posible o no actualizar las pensiones, porque eso ya lo decidió el constituyente. El único debate real es cómo lo hacemos.


lunes, 4 de junio de 2018

El deber de Sánchez es el deber de todos


El nuevo presidente no puede defraudar, ni las voces partidarias dentro de su propia formación exigirle mano dura con aquellos que les han apoyado ahora a desbancar al dirigente de un partido manchado por la corrupción.
Artículo de Baltasar Garzón publicado en el diario.es con fecha 4/6/2018.
Vivimos unos momentos vertiginosos. Nuestra vida política y social ha dado un vuelco que hace dos semanas no estábamos en disposición de sospechar. La moción de censura presentada por el PSOE como indignada reacción a la corrupción que afecta y protagoniza, desde hace tiempo, al menos desde 2009, el Partido Popular y muchos de sus más connotados dirigentes de la época de Aznar y de la posterior de Mariano Rajoy, ha llevado a que el sábado día 2 de junio, (curiosamente el mismo que hace 4 años (2014) el rey Juan Carlos I anunció su abdicación), el líder socialista Pedro Sánchez haya prometido su cargo sin biblia ni crucifijo. Solo la Constitución como único libro fundamental al que guardar lealtad. Por fin, el compromiso de un presidente del Gobierno con otro precepto básico de la Carta Magna: el de mantenerse en el ámbito de un estado laico y no confesional. La inquisición, monseñores como Rouco y Munilla, las medallas de honor de la policía a las vírgenes, el canto del novio de la muerte, la imagen de Cristo en alza por varios ministros y tantos otros remakes de épocas oscuras, los ha dejado Sánchez en su justo lugar: en el pasado.
Con ello se ha ganado enemigos nuevos, o mejor dicho los enemigos que siempre han estado ahí, dispuestos a abalanzarse contra él para evitar que alcanzara la posición que hoy detenta. Tan de nuevas es esta situación, tan poco preparados nos ha pillado que este mismo sábado los ciudadanos caíamos en la cuenta de que míticos nombres de nuestras pesadillas diarias (Montoro, Cospedal, Zoido, Catalá…) ya no estaban vigentes. Se acabó. ¡Caput!
No es baladí esta sensación de asombro. El viernes, en sede parlamentaria, asistimos al bochornoso espectáculo del portavoz popular señor Hernando que además de arremeter contra el PSOE, contra Ciudadanos, contra todos los grupos que no son de su cuerda, se permitió la insolencia, cuando no excrecencia, de insultar lisa y llanamente a uno de los magistrados que había firmado la sentencia que condenaba por delitos relacionados con corrupción a varios dirigentes en su día (no tan lejano) del Partido Popular; señalaba la existencia de un sistema institucionalizado de corrupción; una caja B desde los orígenes del mismo; el aprovechamiento de fondos ilícitos y la falta de credibilidad del testimonio, ni más ni menos, que del presidente del Gobierno señor Rajoy en su comparecencia judicial en el juicio en julio pasado. Por siempre quedará estigmatizado este responsable político con la tacha peor que puede haber contra un testigo judicial: que el tribunal diga que no te ha creído.
Las palabras de Hernando fueron hirientes y reiteraban las de otros responsables del mismo grupo político en lo que parece va a ser una línea de acción en lo sucesivo. Mostraban además una desvergüenza, una falta de respeto y una soberbia propias de quienes se han creído durante años dueños de la impunidad, señores de la manipulación, señoritos de un cortijo llamado España que han manejado a su antojo.
Hernando, sus coetáneos populares y muchos de los que les antecedieron, consideran que se encuentran en su derecho de quitar y poner cargos como peones en el tablero de sus intereses, incluidos los jueces y los fiscales. Tan acostumbrados están a hacer lo que les parece mejor saltando sobre la legalidad y el bienestar general que el “popular” ofendió al citado juez desde su posición superior de diputado, amparado por una inmunidad parlamentaria que, desde luego, no debe ser utilizada para injuriar o ultrajar a un miembro de un poder independiente del Estado, como lo es el Poder Judicial, respecto de su actuación concreta en una sentencia. El desprecio a la división de poderes ha sido palmario.
¿Qué hubiera pasado de haberse tratado de un representante de Podemos o de los propios socialistas quienes se hubieran manifestado en tales términos contra un juez conservador en una situación similar? No quiero ni pensar en la retahíla de barbaridades que hubiéramos tenido que escuchar y en la difusión amplificada por sus voceros de la caverna que, por cierto, están también con el paso cambiado a la espera de saber si van a perder los privilegios, la publicidad institucional para sus medios o los ingresos añadidos por aparecer en tales o cuales tertulias aplaudiendo a sus áulicos “empleadores”.
Mientras tanto ¿dónde está la indignada respuesta del órgano de gobierno de los jueces? El consejo General del Poder Judicial no ha hecho público de inmediato acuerdo alguno exigiendo al diputado que se retracte. No se ha reunido de urgencia, ni en Pleno ni en Comisión Permanente. Tal retraso contrasta con la velocidad con la que el presidente Carlos Lesmes convocó aquella para evitar que el mismo juez acudiera a la vistilla que debía decidir sobre la situación de prisión o libertad de los sentenciados y sobre otros asuntos relacionados con la resolución que es habitual adopten los jueces que llevaron a término el proceso. Sin olvidar que hubo un empate entre los cuatro vocales y que finalmente se optó por impedir la presencia del magistrado gracias al voto de calidad del muy conservador Lesmes.
Ojalá que en el terreno de la justicia ese cambio de gobierno sirva también para dejar que los tribunales trabajen sin interferencias ni presiones. Esa es una encomienda primordial. Y que la Fiscalía no acuda a traducir en querellas – como en los últimos años ha ocurrido- los peores delirios de los gobernantes populares. Es decir, que una pelea de bar no se convierta en una resurrección impostada de ETA (así lo ha establecido una sentencia); que insultos y zafiedades no se traduzcan en intención de enaltecer el terrorismo. Y, ya puestos, es misión fundamental liberar a banderas e himnos del secuestro a que los tienen sometidos unos y otros, del mismo modo que es preciso rescatar el concepto de Patria de la apropiación indebida a que la someten el Partido Popular y su aprendiz Ciudadanos.
Son tareas más complejas sin duda que las meramente materiales. Resulta evidente, en este sentido, que la principal obligación que tiene ahora el presidente Sánchez es la de gobernar, pero sobre todo, debe ser consciente de todo lo que se le ha cedido para que ocupe la presidencia. Seamos objetivos: muchos, al votar a favor de la moción, han retirado o consentido planteamientos hasta ese momento irrenunciables, cosas tales como el apoyo del PSOE al 155, un artículo pactado en su día con Ciudadanos, partido que, por cierto, en base a sus intereses electorales ha preferido esconderse en un momento histórico quedando de parte de la corrupción, cuando estaba en juego la dignidad política y la credibilidad de un sistema democrático altamente cuestionado por tal lacra. Otros han renunciado a polémicas y posiciones de ataque e incluso han ofrecido apoyo. Sin olvidar también a los que se han arriesgado a perder los presupuestos.
El nuevo presidente no puede defraudar, ni las voces partidarias dentro de su propia formación exigirle mano dura con aquellos que les han apoyado ahora a desbancar al dirigente de un partido manchado por la corrupción. Sánchez no ha traicionado a nadie en el PSOE. Ha tenido por el contrario la valentía de beber el cáliz amargo de una situación política endiablada para sacar adelante el país, librarle del bucle de la podredumbre e intentar resolver la fractura de la convivencia que el Partido Popular ha llevado al límite en casos como el de Cataluña.
Lo visto en estos días es reflejo de los tiempos que estamos viviendo y que suele ser muy común en nuestro país. El nuevo presidente no ha comenzado su andadura y ya le estamos despedazando y exigiendo lo que en casi siete años se ha consentido al saliente. Sin embargo, echo en falta la prudencia y la mesura que se debería reclamar a quienes no son más que servidores públicos y cuya misión y obligación, mientras estén en el cargo, es tomar las decisiones políticas necesarias para que la concordia esté a salvo, la economía sea social y equitativa, la seguridad lo sea jurídica, la pluralidad y la libertad queden garantizadas entre quienes integramos un país diverso. Esto sí que habrá que exigírselo al presidente y a sus ministros y ministras desde el minuto uno de su mandato.
Sánchez ha prometido sobre la Constitución velar por los españoles. Hay que ayudarle. Frente a las injurias de Hernando que es el arquetipo de la mala intención, el rencor y la desesperación que viven hoy los populares, hay que contraponer la buena voluntad para el entendimiento. Son horas de dialogo, momentos claves para la democracia, tiempos de cambio, de coaliciones y de espacios amplios progresistas que otorguen esperanza a la ciudadanía y en los que la transversalidad es cada vez un elemento más presente. Ese es el deber de Sánchez y es el deber de todos.


miércoles, 30 de mayo de 2018

¡Sí a la moción de censura! Preparando una agenda transformadora!


Pedro Sánchez ha hecho lo que tenía que hacer, y mucho nos habríamos evitado si en 2015 Podemos y Cs hubiesen pactado con el líder del PSOE una hoja de ruta constituyente
Artículo de Juan Laborda en su blog de Vozpopuli de fecha 29/5/2018.

España vive una profunda crisis social, económica, y política. Todas ellas convergen y se sintetizan en una honda depresión moral. Y es en este caldo de cultivo donde algunos nacionalismos periféricos han medrado para introducir, además, una crisis territorial. La crisis de España, en definitiva, es generalizada. No solo afecta a la clase política gobernante, que también, es extensible a unas élites económicas, intelectuales y académicas, en líneas generales dóciles con el poder, todo por mantener un statu-quo, sus ”privilegios”. Como corolario obvio nunca en los últimos cuarenta años España había pintado tan poco en la esfera internacional. Las élites actuales son sin duda las más mediocres de nuestra joven democracia. Pero también nosotros, los ciudadanos, tenemos nuestra ración de culpa, especialmente la clase media. Hemos validado con nuestro voto dichos comportamientos.

Esta degradación moral alcanzó bajo el actual partido en el poder niveles de hedor insoportables. Tras la primera sentencia por el caso Gürtel, el actual ejecutivo debería haber dimitido. No solo no lo han hecho, sino que además se han autodenominado garante de la estabilidad patria. ¡Pero qué estabilidad ni qué carajo! España, país de ensambladores, camareros y crupieres, tiene la tasa de paro más alta de la OCDE, alcanzando límites insufribles cuando la ajustamos por precariedad y temporalidad. Los salarios son míseros, y nuestros jóvenes no tienen ningún futuro aquí. ¿De qué estabilidad hablan? ¿Que la economía está creciendo desde 2014? Sí, pero por factores no atribuibles a ellos: la relajación del ajuste presupuestario, con la aquiescencia de Bruselas; la entrada de flujos financieros foráneos en nuestra economía, derivados de la política monetaria del BCE; y la bajada no prevista del precio del petróleo y otras materias primas. Y como corolario, una deuda soberana récord histórico. Pero estos vientos empiezan a soplar en contra.

En realidad quienes nos desgobiernan aprovecharon la crisis para beneficiar al 1% más rico. No lo digo yo, lo detallan los datos oficiales de Banco de España o de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Implementaron una devaluación salarial que no ha servido para aumentar la competitividad de nuestras empresas. ¿Saben que han hecho nuestras empresas con las bajadas salariales? ¡Subir precios para mejorar márgenes, aumentando aún más la participación del factor capital en la renta nacional a costa de las familias y de los trabajadores! Eso, lo deberían saber, es social y económicamente ineficiente. El desprecio de nuestros gobernantes por los más débiles y humildes alcanza cotas insoportables.

Una hoja de ruta constituyente

Tras la sentencia Gürtel no quedaba otra que convocar una moción de censura. En este sentido, Pedro Sánchez ha hecho lo que tenía que hacer. Además era el único que legalmente lo podía hacer. Mucho nos hubiésemos evitado si allá por 2015 Podemos y Cs hubiesen pactado con Sánchez una hoja de ruta constituyente encaminada a solucionar los gravísimos problemas de España. Aunque con retraso, aún estamos a tiempo de al menos programar otra que ponga las bases de una sociedad mejor. Pero me temo que los tactismos, ahora de Rivera, como antes de Iglesias, descarrilarán esta nueva oportunidad. Espoleados por unos sondeos, cocinados por aquellos que quieren que todo siga igual, la formación naranja parece que ansía unas elecciones anticipadas.
Déjenme soñar y pensar que al final la oposición se pone de acuerdo y pacta una hoja de ruta. Esta hoja de ruta ya la detallé hace un año. Permítanme recuperarla. El preámbulo de la moción de censura podría explicitarse así: “Durante los dos próximos años este gobierno de transición consensuado con las fuerzas políticas y sociales pondrá las bases que permitan una regeneración y rearme moral, económico y social de nuestro país”. Pero para ello deberá explicitar un conjunto de cambios legales, reformas y propuestas que sean el común denominador de todos aquellos que quieran dar la vuelta a la situación actual.

Es necesario llevar a cabo un conjunto de reformas que hagan de España una democracia de facto y de iure. Cosas básicas, elementales. Viendo atónitos los escándalos que circulan estos días es necesario apuntalar una separación efectiva de poderes. Es ineludible una ley antimonopolio que prohíba explícitamente la participación en el accionariado de medios de comunicación de bancos y otros vehículos de inversión, y viceversa. Es fundamental terminar con las puertas giratorias de políticos y funcionarios. Las grandes empresas, especialmente aquellas que viven del Boletín Oficial del Estado, deben entender de una vez por todas que les será más rentable invertir en formación de sus trabajadores, en innovación de procesos o productos, que en políticos y/o funcionarios. Y, por higiene democrática, es fundamental acabar con todo aquel personal de la administración pública colocado a dedo por los partidos de turno -amigos, familiares, militantes…-, mientras se refuerza el correspondiente a los pilares básicos de nuestro estado del bienestar: educación, sanidad, justicia, dependencia, inspección, seguridad,….

Desde un punto de vista económico el gobierno de transición “promoverá todas las reformas económicas y sociales encaminadas a un modelo productivo más eficiente, económica, ecológica y energéticamente; y, obviamente, mucho más justo -la pobreza se está cebando con los jóvenes, con los más débiles-". Hay que acabar con el capitalismo de amiguetes y el Totalitarismo Invertido en que se ha convertido España, donde la igualdad de oportunidades son meras palabras huecas que hace tiempo el viento se llevó. Es necesario repensar la educación de nuestros hijos y nietos como el motor clave para que alcancen su auténtica libertad, no sometidos a ningún proceso de alienación, y, obviamente, para que el ascensor social funcione. No es de recibo, al menos para mí, que según el barrio en el que se nazca, los niños y niñas de este país están predestinados a ser carne de cañón.

Hoy en día es más necesario que nunca algo de lo que carecemos, nuevas élites audaces que promuevan una profunda reforma fiscal -aumentar la imposición a rentistas, mientras se baja la del factor trabajo, el IVA y la de las pequeñas y mediana empresas-; lucha sin cuartel contra los oligopólios patrios, y, muy especialmente, un cambio radical del actual marco energético. El objetivo es claro: iniciar una fase de incremento y modernización de nuestro aparato productivo. Ello será complementado con una lucha sin cuartel contra la creciente desigualdad, mientras se defiende políticas redistributívas. La evidencia empírica demuestra que la baja desigualdad después de impuestos está altamente correlacionada con un crecimiento más alto y duradero, y que las políticas redistributivas no tienen un impacto negativo en el crecimiento, al revés, el gasto en sanidad y educación es positivo.

Déjenme soñar y pensar que al final un grupo de hombres y mujeres buenos, de diferentes ideologías, se ponen de acuerdo en sentar las bases de una España más libre, justa y próspera. Y un deseo final: ansío que aquellos que actúen por tactismo y descarrilen esta oportunidad ojalá lo acaben pagando en las urnas.