Ya cansa el machacón discurso de la Recuperación. Cansa porque es falso, porque es el modo en que el Partido
Popular piensa que los españoles no les
castigaremos en las urnas (la única instituciónn democrática en la que creen). Cansa porque la Recuperación es para las élites y los mercados. Cansa porque es el discurso del fracasado
que se lanza como un kamikaze en busca del éxito que no supo alcanzar con buena praxis. En fin, que piensan
que los españoles somos
gilipollas, tal y como piensan los partidos ultraconservadores del pueblo al
que gobiernan o al que piensan gobernar porque sólo de esa manera se puede entender que tengan la desvergüenza de presentarse a unas elecciones con
un programa que cualquier persona con un mínimo de raciocinio sabía que era una patraña.
La recuperación de la que tanto
alardean ahora los ministros, el Presidente del Gobierno, los Presidentes Autonómicos del PP, los Alcaldes del PP o los
miembros de la Ejecutiva de Génova más de lo mismo: mandar mensajes optimistas
sobre la mejora económica que puedan
calar en el pueblo y así tener un argumento que suavice la mala
gestión que están haciendo. Posiblemente sea cierto que
la economía española esté mejorando, que, como dijo el Banco de España, se haya salido de la recesión técnica con un pírrico y ridículo crecimiento del 0,1%. Es posible que
las exportaciones estén soportando ese
mezquino crecimiento mientras el mercado interno se desmorona. Es posible que
en un gran titular los datos de la EPA digan que el desempleo en España haya bajado en 72.800. Posiblemente la
Prima de Riesgo se haya estabilizado y la financiación de la deuda es más baja. Sin embargo, el mantra de la recuperación es una nueva falacia del Gobierno de
Mariano Rajoy, porque ¿para quién es esa recuperación? ¿Quién se está beneficiando de esa recuperación? Desde luego ni los trabajadores ni los
ciudadanos de a pie son quienes se están aprovechando de esa recuperación. Se benefician las grandes empresas, los especuladores de los
mercados, la banca y las grandes fortunas. El dato lo encontramos en el
incremento de millonarios en un 13%, dato que se puede contrastar con los más de 3 millones de personas que han caído en la pobreza severa. Esta es la España de Rajoy: los ricos más ricos y los trabajadores empobrecidos
hasta niveles de países en desarrollo.
Hasta el día de hoy todas las
reformas del Gobierno de Mariano Rajoy para combatir la crisis económica han ido en contra de la clase
trabajadora, de las clases medias, de las pequeñas y medianas empresas que, por una cuestión del principio de vasos comunicantes,
han beneficiado a las grandes empresas, a la banca, a los mercados y a las
grandes fortunas. Estas medidas, como se puede comprobar en los resultados en
la economía real, no en la
economía de los grandes
centros y la que se maneja en los mercados. Mariano Rajoy ha implementado
medidas y reformas solicitadas por la Troika, por la banca, por los empresarios
fijándose en el modelo
alemán que salió de la crisis económica provocada por la Unificación. Sin embargo, aplicar esas medidas en
un país con un tejido
empresarial basado en la PYME y no en la gran industria, como ocurre en
Alemania, es suicida, como se está demostrando.
La reforma pendiente, la que no se atreverá a crear Mariano Rajoy porque atentará contra los intereses de los que le
sostienen, debe estar basada en la generación de puestos de trabajo. Esto parece de Perogrullo, pero, al
parecer, el gobierno del Partido Popular no lo entiende. La reforma pendiente y
la creación de empleo olvidándose de la ratio de crecimiento del PIB
es la implementación de medidas que consigan
devolver a este país que las empresas
han deslocalizado en países de economías emergentes o en países con regímenes laborales cercanos a la esclavitud, países que se están convirtiendo en el ejemplo a seguir para atraer inversiones
extranjeras por la precarización del empleo y de los salarios.
Pondré como ejemplo el
sector de la Atención al Cliente o
Contact Center. Las grandes compañías en España tienen
deslocalizado un 80% de su actividad en países de Hispanoamérica. Una compañía de telefonía, para cubrir sus necesidades de atención telefónica a sus clientes precisa, actualmente, de más de 6000 puestos de tele operación, sin contar con los puestos dedicados a
actividades comerciales. Si multiplicamos estos puestos por 2,3, que es el número de turnos que se realizan por puesto
tenemos un total de 13800 puestos de trabajo, de los cuales está deslocalizado un 80%.
Si el gobierno de Rajoy hiciera como se ha hecho en otros países europeos y obligara a que los
servicios de atención al cliente se
ofrezcan en España se recuperarían cerca de 300.000 puestos de trabajo,
sin apenas inversión por parte de las
empresas, dado que la gran inversión ya la hicieron cuando deslocalizaron.
En el sector industrial ocurre lo mismo y ahí el impacto es mayor dado que se absorberían puestos de trabajo que podrían ejecutar aquellas personas que en un
momento se dedicaron a la construcción y que actualmente no encuentran salidas, además de ser el mayor número de parados de larga duración. Las empresas españolas han deslocalizado cerca de 1.000.000
puestos de trabajo en países emergentes y
del Este de Europa que se podrían ejecutar aquí si el gobierno
pusiera las medidas adecuadas e incentivara a las empresas a que retornaran sus
actividades.
En el sector servicios, aunque no lo parezca, también están deslocalizadas actividades, aunque no de modo tan exagerado y se
calcula que son “apenas” 50.000 puestos de
trabajo que inciden en España y que se ejecutan
desde países de Hispanoamérica o India. Tales puestos están referidos a servicios contables o a
servicios informáticos.
En el sector primario estamos a cero, prácticamente. La agricultura y la ganadería española está abandonada y ahí sí que hay un nicho importante siempre que el gobierno de Rajoy lo
quisiera incentivar dando a los productores sistemas por los cuales estas
actividades sean atractivas, tanto a nivel del trabajador como del empresario.
Un estudio realizado por asociaciones y partidos ecologistas calcularon que se
podrían generar más de 1.000.000 de
puestos de trabajo con una serie de reformas que incentivaran la reactivación del sector primario.
Ante esta perspectiva nos encontramos con que 2.500.000 de puestos
de trabajo que se podrían estar realizando
en España se ejecutan fuera
del país o, simplemente,
no se generan. Con esta cantidad de puestos de trabajo el Estado se ahorra una
cantidad cercana a 1.500 millones de euros mensuales en prestaciones de
desempleo y la Seguridad Social recaudaría una cantidad aproximada de 700 millones mensuales. Con estas
cantidades el Estado no tendría que realizar la
labor de destrucción de las clases
obreras y medias.
Sin embargo, no se está haciendo nada de esto. Sólo se mantienen políticas de recorte y de austeridad cuando la solución está ahí. Si trayendo a
España lo que está fuera se puede eliminar casi la mitad de
los empleos perdidos, ¿por qué no pone el gobierno de Rajoy los medios
para que esto sea así? Se trata de
soluciones que se pueden aplicar en el corto plazo y que con ayuda
institucional los empresarios se pondrían a ello. Y aunque las empresas tuvieran que invertir algo y
renunciar a parte de sus márgenes de
beneficio, ya es hora de que el ataque se centre en las élites y no en los más débiles.
Sin embargo, Mariano Rajoy no se atreverá a esta reforma y seguirá mintiendo sobre una recuperación macroeconómica que no se nota en la economía real y que, por supuesto, le importa muy poco que no se note.
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