Las pensiones están
sufriendo grandes presiones desde el mundo de los poderosos que solo miran por
sus beneficios y no por el bien común.
Como vemos día a día,
sigue la ofensiva de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión),
así como los poderes financieros, para cargarse el sistema público de
pensiones, anunciándonos la hecatombe venidera. En consecuencia, que mejor
solución, que hacerse una pensión privada.
¿Vamos al desastre de
las pensiones públicas?
NO. Quién nos va a garantizar mejor
las pensiones, que el propio Estado. ¿Creen ustedes que los bancos son más
seguros? Vean, que ha pasado con los bancos quebrados o por empresas
quebradas como las multinacionales Enron o Worldcom que significó la
pérdida de las pensiones privadas de decenas de miles de sus trabajadores.
El gran argumento, que
se utiliza es la demografía. Para ello, no dudan en presentarnos pirámides
de población de los años 2050 o 2060 y ahí ya nos comunican la hecatombe total.
¿Son fiables estas
pirámides poblacionales? No lo son, porque no están hechas de forma científica, sino con la
finalidad de conseguir unos resultados para justificar los fines de la
privatización de las pensiones públicas.
Recordemos los errores
de las pirámides de población elaboradas en el año 1990, que como
conclusión nos anunciaban, que para el año 2000, la Seguridad Social estaría
quebrada, por la disminución de población. Llegó el año 2000, la población
española había crecido y la Seguridad Social tenía superávits.
En el año 2000, nos
vuelven a presentar una pirámide poblacional donde nos hablan de que en el año
2010, la población española sería de 39 millones y en consecuencia nos anuncian
la hecatombe de la Seguridad Social. La realidad es, que en el año 2010,
nuestro país pasó de los 47 millones de habitantes y tuvo un fondo de reserva
de las pensiones de 68.000 millones de euros.
¿Cabe mayor desatino?
¿Han pedido perdón? ¿Por qué insisten cuando saben que se equivocan? Como ven, los intereses económicos de
los poderosos están muy por encima de los intereses generales.
Otro de los
argumentos, que se emplean es el déficit de la Seguridad Social ¿Tiene
déficit la Seguridad Social?
Sí. ¿Por qué lo tiene? Porque
los ingresos han disminuido mientras que los gastos crecen, aunque a un
ritmo menor.
¿Por qué tiene déficit
la Seguridad Social? Es consecuencia de las políticas llevadas por el PP: austeridad,
reforma laboral, subvenciones a empresas y bancos... Veamos.
La reforma laboral ha
provocado un abaratamiento del despido de los trabajadores y ha permitido una
rebaja salarial en torno al 15% del salario que se cobraba. Además, ha
provocado un aumento del paro hasta el 25% y el empleo que se está
creando es de baja calidad, con poco salario e inestable. Las empresas no
suelen cumplir los horarios pactados y los trabajadores hacen horas
sin cobrarlas bajo la amenaza de despido.
Nos dicen que la tasa
de paro disminuye, pero el déficit de la Seguridad Social no lo hace en el
mismo porcentaje ¿Por qué? Entre finales de junio de 2014 y el de
2015, el número de trabajadores contratados fue de 523.501, es decir, ha habido
un incremento del 3,2%. Sin embargo, la recaudación sólo ha crecido
un 0,8% ¿Por qué esta disonancia? Dos son los motivos, por un lado,
la cotización media a finales de junio de 2014 era de 3.023 euros por
trabajador, mientras que un año después es de 2.952, es decir, los salarios
siguen bajando, a pesar de lo que nos dice el optimista Rajoy.
Por otro lado, como
nos han anunciado se han creado 523.501 puestos de trabajo, pero el aumento de
horas de trabajo equivalía en este periodo a sólo 310.000 jornadas completas de
trabajo (40 horas), por lo que se confirma la gran precarización de los
trabajos.
Cuando dejemos de
tener una inflación negativa, como la que tenemos los dos últimos años,
podremos entender en toda su plenitud, la pérdida de poder adquisitivo que
significa la revalorización del 0,25% de las pensiones impuestas por el PP y
entenderemos al desastre que nos lleva dicha medida a través de menor valor de
las pensiones.
¿Se puede recaudar más
para la Seguridad Social?
Sí, pero hay que hacer
que los salarios se revaloricen y los empleos sean más estables y que de una
vez por todas se luche contra la economía sumergida, que ronda el
24%. Debe hacerse que la recaudación sea más progresiva, haciendo que los
salarios más altos paguen más. No es de recibo que por ejemplo la Sra
Botín (Santander), Alierta (Telefónica), González (BBVA)… paguen lo mismo,
que un trabajador medio de sus empresas.
Es difícilmente
entendible, que las políticas activas de creación de empleo, no las paguen los
presupuestos del Estado, sino que sea a costa de los ingresos de la Seguridad
Social y en consecuencia de las pensiones. Las exenciones empresariales
desarrolladas por el PP han supuesto una pérdida de recaudación de unos 2.000
millones de euros anuales en los ingresos de la Seguridad Social.
El Partido Popular
plantea, que las pensiones de viudedad y orfandad salgan de la Seguridad Social
y dependan directamente del Estado. Actualmente, hay 2.350.932 pensiones y
su coste medio es de 8.838,2 euros anuales y hay 339.811 pensiones de orfandad
con un coste medio de 5.192,32 euros anuales.
En estas pensiones de
viudedad y de orfandad hay unas, que son contributivas y otras que debían ser
pagadas por el Estado, pero las paga actualmente la Seguridad Social. No
debemos permitir, que estas pensiones salgan de la Seguridad Social pero si lo
que se debe hacer, es que aquellas pensiones de viudedad y de orfandad que le
corresponden al Estado, éste ingrese ese cantidad a la Seguridad Social. De
esta forma seguiremos con una única caja y garantizaremos, que estas
pensiones no dependan de los intereses partidarios, que se vayan dando en cada
momento.
Como vemos, las
pensiones están sufriendo grandes presiones desde el mundo de los poderosos que
solo miran por sus beneficios y no por el bien común.
Si queremos que
las pensiones sigan con una estructura como hasta ahora, deberemos pelearlas
diariamente y de eso debemos ser conscientes, porque si no nos movilizamos está
claro lo que quieren y nos jugamos un bienestar mínimo y el futuro también de
nuestros hijos y nietos.
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