Artículo en Publico de fecha 28 abril 2015.
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona
La explicación más común que
aparece en los mayores medios de información en España del estancamiento en las
negociaciones entre el Eurogrupo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Central Europeo y la Comisión Europea, por un lado, y el gobierno Syriza por el
otro, es que este se debe a la incompetencia de este gobierno, escenificado por
el comportamiento definido como teatral de su Ministro de Finanzas, el Sr.
Yanis Varoufakis, que ha mostrado una gran inmadurez e “impertinencia”,
expresión esta última utilizada por el Ministro de Finanzas alemán, el Sr.
Wolfgang Schäuble. Se presenta así al nuevo gobierno griego como rígido,
incapaz de negociar con buena fe, introduciendo demandas (como el pago de
compensaciones del gobierno alemán al Estado griego por los daños causados por
la ocupación nazi a la sociedad griega) que no vienen al caso, o insistiendo en
la reestructuración de la deuda pública griega, un tema que el gobierno griego
debiera ser consciente que se considera innegociable.
La culpa, pues, es del gobierno Syriza.
Lo que este debería hacer, según la sabiduría convencional del momento, es
respetar los acuerdos firmados por el anterior gobierno, implementando las
medidas de austeridad autorizadas con anterioridad, y eliminando las medidas
que aparecían en su oferta electoral y que incluían, entre otras propuestas,
eliminar el descenso de las pensiones, revertir las reformas laborales que
faciliten el despido, y parar los desahucios (una paralización que afectaría
negativamente los intereses de la banca). A la respuesta negativa a parar tales
medidas que ha dado el gobierno Syriza, indicando que el electorado griego les
había pedido que realizaran tales medidas, el establishment político europeo
(instrumentalizado por el establishment financiero) le responde que ellos, los
gobiernos presentes en el Eurogrupo, también han sido elegidos
democráticamente, y que la aplicación de sus propuestas a Grecia son también
resultado de mandatos populares (lo cual, por cierto, no se corresponde a la
realidad, puesto que la gran mayoría de partidos gobernantes de los países
europeos representados por los Ministros de Finanzas del Eurogrupo no tenían
incluidas en sus programas las medidas de austeridad que han estado imponiendo
a sus ciudadanos, siendo el gobierno Rajoy un ejemplo de ello. Ninguna de las
políticas de austeridad estaba en la oferta electoral del PP. Y como él, la
gran mayoría de partidos gobernantes en la Eurozona.
La imposición de tales políticas de
austeridad a Grecia se presenta por los Ministros de Finanzas del Eurogrupo
como necesaria para conseguir la recuperación de la economía griega, ignorando
que han causado un enorme desastre y tragedia humana en Grecia, con la pérdida
de un 25% de su PIB. Es interesante y significativo que la misma reunión del
Eurogrupo en Riga que acusaba al gobierno Syriza de irresponsable por oponerse
a sus propuestas, presentaba al gobierno Rajoy y sus medidas de austeridad como
ejemplares (“El Eurogrupo loa las reformas de España”, La Vanguardia,
25.04.15, p.70).
La agresividad de economistas liberales
y socioliberales hacia Syriza
Esta explicación del supuesto
estancamiento de las negociaciones ha sido promovida en los mayores medios de
información en España. Y dos economistas mediáticos que gozan de gran acceso a
tales medios han sido especialmente agresivos en su crítica al gobierno Syriza.
Uno es JC Díez, próximo al dirigente del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez (y que se
ha transformado casi en el corresponsal económico de El País) y otro es
el Sr. Josep Oliver, en su día también en la órbita socialista (en Catalunya),
que es un gran defensor de la necesidad de tales políticas de austeridad (a las
que atribuyó en su último artículo en El País, “La larga marcha del
empleo”, 24.04.15, lo que él definió como recuperación económica de España).
Estos economistas han sido los máximos reproductores de los argumentos
utilizados por el Ministro de Finanzas alemán, responsabilizando al gobierno
Syriza de la paralización de las negociaciones, y culpando además a este
gobierno por el considerable deterioro de la situación económica griega desde
la victoria de Syriza (como también ha hecho el ministro alemán).
Tanto Díez como Oliver parecen
desconocer la acumulada evidencia científica que muestran cómo tales políticas
de austeridad han deteriorado enormemente el estado de la economía no sólo
griega, sino de la mayoría de países de la Eurozona al reducir la demanda
doméstica en estos países, siendo una de las mayores causas de la Gran
Recesión. Muchos expertos como Krugman, Stiglitz, Weisbrot, Baker, Galbraith,
Jeff Faux y una larga lista de economistas bien conocidos, también han
atribuido las crisis a esta limitada demanda doméstica causada por los recortes
y bajadas salariales, añadiendo su voz a una explicación que, siendo
minoritaria al principio, está convirtiéndose en mayoritaria en amplios
círculos académicos europeos (aunque no en España) debido a la robustez de la
evidencia acumulada durante estos años de Recesión. En cuanto a la supuesta
recuperación de la economía española, esta no se debe a estas medidas de austeridad.
Todo lo contrario, ha sido el descenso de las políticas de austeridad (debido a
consideraciones electoralistas) y sobre todo al descenso del precio del
petróleo, a la devaluación del euro y a las medidas de expansión monetaria del
BCE las que han sido responsables de tal crecimiento económico que se presenta
como recuperación.
El objetivo del establishment financiero
y político europeo no es expulsar a Grecia del euro, sino expulsar a Syriza del
gobierno griego.
Una razón aducida frecuentemente por estos
y otros autores defensores de las políticas de austeridad es que estas han sido
necesarias para “salvar el euro”. Este “salvar el euro” ha sido una constante
entre ellos. El euro, sin embargo, nunca ha estado en peligro ni de desaparecer
ni de colapsar, tal como algunos hemos estado señalado desde su principio. Y la
causa de que nunca haya estado en peligro es que sistemáticamente ha
beneficiado a los que mandan en la Eurozona (el establishment financiero) a
costa de la mayoría.
Tal argumento –de salvar el euro- se
está utilizando ahora de nuevo cuando se indica que hay una posibilidad de que
la rigidez e incompetencia de Syriza fuerce la expulsión de Grecia del euro,
pues sus políticas hacen imposible su permanencia en esta unión monetaria. En
contra de lo que dicen estos autores, lo último que desea el establishment
político de la Eurozona (instrumentalizado por el establishment financiero) es
que Grecia salga del euro. Lo que desean (y hay que ponerlo en cursiva) es
expulsar a Syriza del gobierno griego, es decir, que colapse su apoyo electoral
y que sea sustituido por el partido anterior, servil a sus intereses. Este
ha sido y continúa siendo el objetivo de la agresividad mostrada por los
establishments financieros, políticos y mediáticos europeos. Se mostró
claramente este objetivo incluso antes de que ganaran las elecciones. Las
intervenciones del BCE, de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, por no
decir del gobierno alemán y de sus aliados (como el gobierno Rajoy) en las
elecciones griegas fueron notorias, participando activamente en la campaña en
contra de Syriza. Y nueve días (sí, solo 9 días) después de que saliera elegido
Syriza, el BCE cortó la línea de crédito al gobierno griego en una medida de
una enorme hostilidad (equivalente a un acto bélico), sin tan siquiera esperar
a tomar esta decisión cuando hubiera correspondido según el calendario marcado,
en fechas posteriores. Este acto de hostilidad, fue seguido por una
redefinición muy marcada de los términos en los cuales la banca privada griega
podía prestar dinero al Estado, comprando deuda pública, una medida que el BCE
nunca había aplicado a los gobiernos anteriores, responsables de los enormes
déficit y deuda públicos que el gobierno Syriza había heredado.
Estas medidas fueron aplicadas con pleno
conocimiento de que crearían una gran fuga de capitales. 24.000 millones de
euros han abandonado Grecia desde diciembre. Esta situación, resultado de una
enorme agresividad hacia el gobierno Syriza, está dificultando enormemente que
el Estado pueda conseguir prestado dinero de los mercados financieros (es
decir, de la banca), situación que es resultado de las acciones tomadas por el
BCE. Ninguno de estos hechos aparece en los artículos del Sr. J.C. Díez o del
Sr. Josep Oliver (“¿Corralito griego ya?”, La Vanguardia, 24.04.15).
Según ellos, Syriza y su comportamiento, su supuesta rigidez e inflexibilidad,
son los responsables de la situación en la que se encuentra el gobierno Syriza.
Las políticas de austeridad impuestas a
Grecia han reducido su PIB un 25%, porcentaje nunca alcanzado en ningún país en
tiempo de paz. Y ello ha beneficiado al capital financiero, tanto griego como
alemán, francés y español, entre otros, con un enorme daño a la mayoría de la
población griega. La evidencia de que ello ha sido así es abrumadora. Pero ello
no es obstáculo para que el BCE, la Comisión Europea, el Eurogrupo, el Consejo
Europeo, el FMI y el gobierno alemán continúen insistiendo en las mismas
políticas que han conducido a la enorme crisis humanitaria. Nada menos que el
que fue director de la oficina europea del FMI, el Sr. Reza Moghadam, escribió
un artículo en el Financial Times (“Stalemate can be replaced with
sanity in eurozone dealings with Greece”, 08.04.15) en el que concluía
que lo que está ocurriendo en las negociaciones era profundamente injusto, pues
“Europa está exigiendo al gobierno griego actual la implementación en cuestión
de semanas de toda una serie de medias que los gobiernos anteriores no
realizaron en varios años”.
En realidad, las demandas del gobierno
griego son más que razonables. Son las mismas que se aplicaron al gobierno
alemán en los años cincuenta. Y entre ellas, pide que no se le exija el pago de
la deuda a no ser que la economía griega comience a crecer de nuevo. La rigidez
en las negociaciones es la que presenta el Ministro de Finanzas alemán, y sus
aliados (el gobierno portugués y el español, junto con los gobiernos del Este
de Europa), la mayoría de clara orientación neoliberal es la causa de la
situación actual. Su objetivo es destruir a Syriza, no sacar a Grecia del euro.
Véase la alegría mostrada en el reportaje de El País (conocido por su
animosidad a Syriza y Podemos) subrayando el supuesto declive del apoyo popular
a Syriza (de una manera característica y previsible, El País manipula el
título, indicando que “el calvario de la negociación reduce el apoyo popular al
gobierno de Syriza” –El País, 24.04.15-, título que contrasta con los
datos proveídos en el mismo artículo, donde se ve que el apoyo a Syriza ha
aumentado de un 36% en enero a un 38% ahora). Esto es lo que están intentando
en su estrategia, cuya última noticia es el intento de neutralizar, e incluso
expulsar, al Ministro de Finanzas griego, deseando que vuelvan sus aliados, las
derechas griegas, que llevaron al país al desastre, para poder así controlar
Grecia a su antojo, como hicieron en los años que precedieron a la victoria de
Syriza.
Una última
observación. Ruego que el lector distribuya extensamente este artículo. Yo no
tengo las cajas de resonancia que tienen los antes citados economistas. Todo lo
contrario, los medios de información y persuasión de este país, conocidos
internacionalmente por su escasa diversidad, no publican voces críticas como la
mía. De ahí que tengo que pedirle al lector que, como ocurría durante la
dictadura, los artículos se conozcan pasándolos mano a mano. Gracias.
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