Quienes
sostienen que el sistema público quebrará por la presión de la demografía olvidan que el crecimiento de la productividad pueda
mantener en 2050 al doble de pensionistas
Artículo publicado en El País, 6 febrero 2013 por:
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public
Policy. The Johns Hopkins University
Una postura generalizada en los círculos políticos, mediáticos y financieros del país
es que el sistema público de pensiones se
encuentra ante un gran reto determinado por la transición demográfica. Se argumenta que la
transición demográfica, con un crecimiento muy acentuado de la población anciana, hace difícil sostener el sistema de
pensiones públicas. Así, este rotativo apuntaba en un reciente editorial,
Pensiones consensuadas (EL PAÍS, 30 de diciembre de 2012),
que “el sistema actual de pensiones
es insostenible por (…) la presión de la demografía, que empuja la población hacia edades más altas”.
Y también en este diario se han
publicado varios artículos, que todos ellos
subrayaban que, de no cambiar el sistema de financiación de las pensiones públicas y/o la extensión de sus beneficios, el gasto público en pensiones, debido a la transición demográfica, alcanzará unos niveles en 2050 que serán
insostenibles.
Tal preocupación se basa en el supuesto de
que, al haber más ancianos y menos jóvenes, estos últimos no podrán sostener las pensiones de los primeros. En otras
ocasiones, este mismo argumento se presenta de otra forma que pone el acento en
que el número de beneficiarios de las
pensiones será cada vez más grande que el número de cotizantes al sistema
de pensiones, con lo cual se llegará a una situación en que no habrá suficientes cotizantes para
tantos beneficiarios. Tales argumentos parecen lógicos
y razonables y su frecuente repetición en los medios explica que
haya adquirido una gran credibilidad. Por regla general, se añaden a estos argumentos otros igualmente preocupantes. No
solo el número de beneficiarios ha
aumentado y continúa aumentando
considerablemente, sino que el número de años de vida por pensionista también ha estado aumentando, con lo cual el gasto público en pensiones se está
disparando, prediciéndose unos niveles de gasto público que las hará insostenibles.
El porcentaje de población
activa también habrá aumentado dentro de cuarenta años
En estos argumentos, sin embargo, no se tienen en cuenta
varios hechos. Uno de ellos, de especial importancia, es el del aumento de la
productividad, es decir, que un trabajador dentro de 40 años producirá mucho más que un trabajador ahora. Para comprender la importancia
de este hecho, el lector tiene que conocer que hace 40 años el 18% de los españoles adultos trabajaba en la
agricultura. Hoy solo el 2% lo hace, y este 2% produce mucho más de lo que producía hace 40 años el 18% de la población
que trabajaba en agricultura. Un trabajador agrícola
ahora produce más alimentos de los que antes
producían nueve trabajadores, y ello
como consecuencia del enorme crecimiento de la productividad. Se habría percibido como una observación innecesariamente alarmista si hace 40 años economistas famosos hubieran escrito en rotativos de
gran difusión que, como consecuencia de
que los trabajadores estaban abandonando el campo, habría menos producción de alimentos, con lo cual,
al cabo de 40 años, la gente de España moriría de hambre.
Pues bien, sustituyan alimentos por pensiones y vean el
posible error que significa alarmar a la ciudadanía
argumentando que dentro de 40 años no habrá suficientes trabajadores para sostener las pensiones. Los
datos supuestamente alarmantes aparecen cuando se indica que el número de cotizantes por beneficiario está disminuyendo, reduciéndose (según varias estimaciones) por ejemplo a la mitad en el año 2050. Ahora bien, es fácilmente
demostrable que esta disminución que se considera tan
preocupante, en realidad no lo es, ya que es más
que probable que un trabajador producirá casi el doble en 2050 que
ahora, con lo cual podría mantener casi al doble de
pensionistas. Es más, el porcentaje de la población activa habrá aumentado, pues hoy es de los
más bajos de la Unión Europea de los 15, ¿dónde está, pues, el problema?
El mismo error aparece cuando se alarma a la población indicando que en 2007 nos gastamos el 8% del PIB en
pensiones y dentro de 40 años nos gastaremos el 15%, lo
cual se asume como que es insostenible en una sociedad que tiene recursos
limitados (por cierto, Italia ya se gasta el 14% del PIB en pensiones públicas y el sistema no se ha colapsado). El error de todas
estas tesis alarmistas es que se asume, de nuevo, que la productividad apenas
variará.
Si la productividad creciera un 1,5% por año, que es el promedio de crecimiento en los últimos 50 años, el PIB de España en 2060 sería 2,20 veces mayor que en 2007
(en monedas constantes, es decir, que la capacidad adquisitiva real habrá más que doblado la actual). En
otras palabras, si en 2007 el PIB era, por ejemplo, 100, en 2060 sería 220. Pues bien, si en pensiones nos gastamos en 2007 un 8%
del PIB, es decir, 8 puntos del PIB —dejando para los no
pensionistas 92 puntos—, en 2060 nos gastaremos el
15% de 220, es decir, 33 puntos en pensiones, quedando para los no pensionistas
187 puntos, muchos más que los 92 de 2007. En
realidad, hace 50 años nos gastábamos el 3% del PIB en pensiones, y en 2007 nos gastamos el
8%. Hemos casi triplicado el gasto en pensiones y, sin embargo, los recursos
para los no pensionistas también han aumentado, pues el tamaño de la tarta es mucho mayor ahora que hace cinco décadas.
Para consolidar la Seguridad Social hay que facilitar la
participación laboral de las mujeres
Que no haya problemas graves en las pensiones públicas no quiere decir que no deban hacerse reformas, pero
estas no deberían ir en el sentido de reducirlas.
Una medida aconsejable para aumentar los fondos a la Seguridad Social y mejorar
las pensiones es facilitar la participación de las mujeres en el mercado
de trabajo. En España, el porcentaje de la población que trabaja es bajo. Y en parte esto se debe a dos
factores. Uno es el bajo porcentaje de la población
adulta que trabaja en el sector público (en 2007 el 10%, uno de
los más bajos de la UE-15, cuyo
promedio es del 15%). En contra de lo que se dice, el sector público (y, muy en particular, en los servicios públicos del Estado del bienestar, tales como sanidad,
escuelas de infancia, educación y servicios sociales, entre
otros) está poco desarrollado y tiene
escaso personal, y ello se traduce en el bajo porcentaje de la población que trabaja en él. Y el trabajo crea la
necesidad de producir más trabajo.
El otro factor (relacionado con el anterior) es la baja
participación de la mujer en el mercado de
trabajo (52%). Si España tuviera el porcentaje de
Suecia, habría 2,8 millones más de trabajadoras pagando impuestos y cotizaciones
sociales. Para ello se debería expandir el cuarto pilar del
Estado del bienestar, de modo que se incluyera el derecho de acceso a las
escuelas de infancia, además de los servicios
domiciliarios a personas dependientes. Y, naturalmente, se debería hacer al hombre corresponsable de las obligaciones
familiares. Y sobre todo, invertir en infantes y jóvenes, pues ellos son los futuros cotizantes que financiarán las pensiones del futuro.
Deberían también corregirse las inequidades existentes en la financiación de las pensiones. Es injusto que uno de los banqueros más importantes de España pague a la Seguridad Social
un porcentaje mucho menor que un empleado de su banco. Como también es injusto que una persona trabajadora no cualificada
(que vive 10 años menos que una persona de la
decila superior de renta) tenga ahora que trabajar dos años más para pagarle las pensiones a
la persona que le sobrevivirá 10 años. En realidad, el incremento de la esperanza de vida se
ha concentrado en los últimos 40 años en las rentas superiores, habiendo sido menor en las
rentas inferiores. Estos deberían ser los temas que centraran
el debate actual sobre las pensiones: la creación
de empleo y sobre todo, buen empleo, y la corrección de las desigualdades en la financiación de las pensiones.
estoy de acuerdo con esta persona,
ResponderEliminarsi se fomenta el empleo se cotizara más,
si se promociona el cuidado infantil como en otros paises, con personas dedicadas a ello,
si se promociona la educación, pues es el futuro del pais.
si se promociona la sanidad, tanto en educación sanitaria como en atención
si se atiende a personas dependientes.
todo esto genera empleo y por tanto cotizaciones a la seguridad social
Vamos a ver si es posible una alternativa menos dañina, económicamente hablando para el conjunto de la sociedad, ¿por qué no se lleva a la práctica?
ResponderEliminar¿No será que hay otros intereses ocultos tales como el fomento de planes de jubilación privados, etc., etc.?
Una cosa es segura,y es que los trabajadores no salen beneficiados con los cambios de modelo que se están proponiendo, ¿les suena?