Planteando que la actual crisis sistémica de la economía española se encuadra dentro de lo que técnicamente se denomina una recesión de balances privados, analizamos la evolución de la deuda de nuestro país
a partir de los datos publicados por Banco de España y recogidos, dentro del apartado de estadísticas, en el epígrafe cuentas financieras de
la economía española, concretamente en el capítulo
2.
Actualizando la dinámica de la deuda total de
nuestro país, privada y pública, se confirman dos tendencias preocupantes. En primer
lugar, las sociedades financieras siguen incrementando su deuda en pleno
proceso de restructuración bancaria y desendeudamiento
del resto de sectores privados. En segundo lugar, lo que empezó siendo una brutal crisis de deuda privada, acaba transformándose en una crisis de deuda soberana.
Otro rasgo distintivo en el caso español es el excesivo endeudamiento de las empresas no
financieras, muy superior al de países de nuestro entorno que
desarrollaron dinámicas de endeudamiento muy
parecidas a las de España, básicamente privado.
La deuda en el período del boom 2002-2007
El brutal endeudamiento privado en el período 2002-2007, en pleno boom económico, fue consecuencia de una política monetaria excesivamente expansiva del BCE, que aceleró e infló hasta límites insospechados las burbujas en la periferia.
La explosión del volumen de deuda española en el período de expansión económica posterior al pinchazo de
la burbuja tecnológica, 2002-2007, se debe en su
totalidad al incremento de la deuda privada. En dicho período el volumen de deuda total pasa de los 1,7 billones de
euros (219% del PIB) a finales de 2002 a los 3,7 billones de euros (352,4% del
PIB) de finales de 2007.
Sin embargo, el volumen de deuda pública disminuye en términos absolutos y en relación al PIB. Si en 2002 la deuda de las administraciones públicas alcanzaba los 434.876 millones de euros (59,6% del
PIB) en 2007 se situaba en los 432.783 millones de euros (¡sólo el 41,1% del PIB!).
Por lo tanto, el brutal incremento de la deuda corresponde
en su totalidad al sector privado, cuyo montante de deuda pasó de los casi 1,2 billones de euros (159% del PIB) en 2002 a
los 3,3 billones de euros (311%) en 2007 ¿Cómo puede haber economistas que echen la culpa de lo
ocurrido al sector público?
Analizando la evolución de los distintos sectores
podemos sacar dos conclusiones:
1ª.- El sector público no fue quien se endeudó
en pleno boom económico, y, por lo tanto, no es
el responsable de la actual crisis sistémica.
2ª.- Dentro del sector privado
no fueron los trabajadores y sus familias quienes cometieron los excesos. Por
el contrario, fueron las élites financieras y
empresariales quienes guiadas por unas expectativas de rentabilidad
desmesuradas se endeudaron en exceso, y en el momento actual están quebradas.
La deuda durante la crisis:
Cuando se inicia la crisis son los sectores privados los
que presentan problemas de solvencia. La deuda de las familias, empresas, y
entidades financieras a cierre de 2008 se sitúa
alrededor del 320% del PIB, y el precio del colateral que soportaba la mayor
parte de la misma se desploma. Como consecuencia los sectores privados están en una profunda recesión
económica. Las familias disminuyen
el consumo y recuperan ahorro, las empresas no financieras no invierten,
destruyen capital ya instalado, y despiden a trabajadores. Las entidades
financieras cortan el grifo del crédito, en un contexto de
incremento de la mora, y tratan de recapitalizarse a costa de los contribuyentes.
Nos encontramos ante lo que se conoce técnicamente como una recesión de balances. El objetivo, por encima de todo es reducir
deuda. Sin embargo, el ritmo de reducción si se deja todo a la
austeridad es muy lento.
Desde 2008 la
deuda privada apenas se ha reducido, si bien desde el máximo en 2010 ha habido un desinversión en empresas y familias que ha supuesto una reducción de su montante de deuda. Las familias, desde 2010, han
reducido su deuda en 60.000 millones de euros y las empresas no financieras en
aproximadamente 80.000 millones. Por el contrario, y a diferencia de otros países como Estados Unidos, donde quebraron entidades
financieras pequeñas y medianas, la deuda de las
sociedades financieras residentes en nuestro país
continuó aumentando.
Sin embargo el hecho más destacado es el fuerte incremento de la deuda pública en casi 400.000 millones
de euros. Desde el cierre de 2008 hasta finales de 2012 el volumen de deuda
sobre PIB habrá aumentado más de 40 puntos porcentuales. Ello se debe básicamente a dos razones. Por un lado, el rescate bancario,
que se ha hecho a costa de los contribuyentes; y, por otro, la intensa recesión de balances acelerada por las políticas económicas implementadas desde mayo
de 2010, y que activaron los estabilizadores automáticos. Según nuestras expectativas las
nuevas necesidades de financiación de las administraciones públicas para el período 2013-2015 oscilan entre
470.000 y 621.000 millones de euros. Si se confirmaran, el montante final de
nuestra deuda soberana en 2015 alcanzaría entre el 135% y el 150% de
nuestro PIB.
De este análisis podemos sacar dos
conclusiones:
1ª.- El proceso de reducción de la deuda privada, o desapalancamiento del sector
privado, está siendo muy lento y
concentrado exclusivamente en familias y empresas no financieras. El sector
financiero, que fue quien concedió esa deuda, es insolvente y
debe ser rescatado, y aún así ha continuado incrementado su deuda.
2ª.- La deuda del sector público se dispara al activarse los estabilizadores automáticos, tanto en ingresos como en gastos, como consecuencia
de la recesión económica en la que estamos inmersos. Este proceso se ve
acelerado, por un lado, como consecuencia de la implementación de políticas fiscales restrictivas y
una salvaje devaluación interna -en 2012 la
remuneración de asalariados cayó un 8,5% interanual; y, por otro, por un rescate bancario
que se ha diseñado única y exclusivamente a favor de la gerencia y acreedores,
a costa de los contribuyentes.
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